Según la CEPAL, México es uno de los países latinoamericano con menor crecimiento este año

El dato es humillante: Nuestro crecimiento será casi cuatro veces menor que el promedio regional
Por Jesús López Segura
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) acaba de confirmar lo que el sentido común ya intuía: México será uno de los países con menor crecimiento económico de toda América Latina en 2025, con un raquítico 0.6%, y apenas 1.3% en 2026. En otras palabras, mientras el resto de la región avanza —aunque sea a paso cansino—, la supuesta “potencia moral” de la 4T sigue atrapada en el pantano del estancamiento.
El dato es tan humillante como revelador: el crecimiento mexicano será casi cuatro veces menor que el promedio regional (2.4%). Solo Bolivia, devastada por una crisis gasífera y sin reservas internacionales, crecerá menos. En el Caribe, Haití y Cuba tendrán números negativos, pero esos países viven colapsos estructurales. México, en cambio, se hunde por decisión propia: se le acabó el discurso y no apareció el milagro económico prometido.

El informe de la Cepal, con su estilo diplomático, lo dice sin decirlo: el problema no es solo el entorno internacional, sino la incapacidad de los gobiernos latinoamericanos —y en especial del mexicano— para emprender una transformación productiva real, diversificar sus economías y generar empleos dignos. Dicho en buen castellano: seguimos apostando al petróleo, a las remesas y a los caprichos presidenciales disfrazados de obras faraónicas.
Peor aún, el desplome llega justo al arranque del gobierno de Claudia Sheinbaum, heredera de un país con las finanzas exhaustas y un crecimiento promedio de apenas 0.9% anual durante el sexenio de López Obrador, el peor en casi cuatro décadas. Desde Miguel de la Madrid, cuando el país se arrastraba en medio de la crisis de la deuda, México no había registrado un desempeño tan patéticamente bajo.

El discurso oficial intentará, como siempre, culpar a factores externos: la inflación global, las guerras, los fantasmas del neoliberalismo. Pero la verdad es más incómoda: un modelo económico sin rumbo, obsesionado con el control político y el asistencialismo, ha vaciado de oxígeno a la productividad nacional. Las empresas huyen, la inversión se congela, y la presidencia celebra la “austeridad” como si fuera política de Estado.
Mientras la Cepal pide acelerar la transformación productiva, México acelera solo hacia atrás. La 4T prometió crecimiento con justicia; termina ofreciendo justicia sin crecimiento, que es otra forma de decir pobreza garantizada. Si el sexenio de López Obrador fue el de menor expansión económica en 36 años, el de Sheinbaum parece dispuesto a superar el récord… pero por debajo del cero.





