¡Descalabro del dedazo! Oposición batea a Morena y le descarrila su lista de magistrados electorales

Una derrota inédita que dejó al Noroñas con cara de “¿quién se llevó mi aplanadora?”
Por Jesús López Segura
¡Festejo en el Senado! A grito pelado de “¡Sí se pudo!”, la oposición logró lo impensable en lo que va del sexenio: frenar una imposición de Morena, el PT y el PVEM, que venían acostumbrados a pasearse por el Senado como si fuera su club privado. Esta vez no les alcanzaron los votos ni los amarres en lo oscurito: su lista de magistrados electorales fue bateada con 72 votos en contra, 38 a favor y un par de tibias abstenciones. Una derrota inédita que dejó a Gerardo Fernández Noroña con cara de “¿quién se llevó mi aplanadora?”
La propuesta de 56 aspirantes a magistrados, cocinada en la Comisión de Justicia y servida sin sazón en la Junta de Coordinación Política, fue rechazada por lo que la oposición calificó, sin rodeos, como un intento burdo de Morena por apropiarse de los tribunales electorales locales.
Y es que el descaro fue tal, que ni siquiera disimularon. Según denuncias de senadores del PAN y de Movimiento Ciudadano, el proceso fue una auténtica farsa: los “aspirantes” ya estaban elegidos desde antes de que se abriera la convocatoria. ¿Las comparecencias? Puro teatro. ¿El análisis de perfiles? Inexistente. ¿Paridad de género? Bien, gracias.
“Esto es un teatro”, tronó la panista Guadalupe Murguía, dejando claro que el objetivo de Morena era amarrar desde ahora el control de los tribunales que, en plena contienda electoral, tendrán la última palabra en cualquier pleito entre candidatos. O sea, la receta perfecta para cocinar impugnaciones al gusto del cliente.
Por su parte, Clemente Castañeda, de MC, no se anduvo con rodeos: “Lo que debería ser justicia electoral se convirtió en una tómbola de cuotas y cuates de Morena”. Según relató, en la Jucopo Morena simplemente apareció con su lista bajo el brazo y dijo: “Esto es lo que hay, se vota hoy”. Y claro, sin espacio para diálogo, sin revisión, sin vergüenza.
Y aunque varios senadores —de todos los partidos, incluyendo Morena— brillaron por su ausencia durante la votación (¿casualidad o cálculo?), el resultado fue una sonora bofetada al oficialismo, que por primera vez se topó con un freno real en el Senado.
Ahora la Jucopo tendrá que regresar a la cocina y preparar una nueva lista. Pero ya quedó claro: el horno no está para bollos, y la oposición, por una vez, dejó de jugar a la resistencia simbólica y decidió torcerle el brazo al partido en el poder.
¿Será este el inicio de un Senado más rebelde o solo un chispazo festivo? Por lo pronto, ¡que corra el mezcal!