En marcha la operación acordeón. LA VERSION NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

El oficialismo vulgar proclama: “lo viejo apesta, lo nuevo, aunque hieda, es nuestro”
A pocos días de la primera elección directa de ministros, magistrados y jueces en México, presuntos simpatizantes de Morena están repartiendo en calles y redes sociales “acordeones” con nombres y números de candidatos afines a la Cuarta Transformación, con el fin de guiar el voto ciudadano. Estas listas incluyen aspirantes a la Suprema Corte, tribunales electorales y de disciplina judicial, y han sido promovidas incluso en TikTok y X (antes Twitter).
El Universal reporta que autoridades electorales estatales, como las de San Luis Potosí y Tabasco, han validado este método bajo el argumento de facilitar el voto, asegurando que los ciudadanos pueden llevar sus listas personales para agilizar el proceso. A pesar de la clara carga partidista en los ejemplos difundidos, no se ha sancionado su uso, y se han presentado públicamente como herramientas legítimas de orientación electoral, cumpliéndose así la profecía de que la elección judicial era una mascarada “democrática” para imponer impartidores de justicia afines al oficialismo, exactamente como ocurrió en la tristemente célebre experiencia boliviana.
Este mecanismo ha sido promovido por usuarios en redes e influencers como “Mickey Noticias”, quienes incluso ofrecen plantillas editables para que los votantes llenen con sus candidatos preferidos. Aunque el método podría no ser ilegal, ha generado controversia por su potencial para inducir el voto y favorecer a un bloque ideológico específico.
Hay algo profundamente incómodo —y francamente ridículo— en ver a medios que se autodenominan críticos y disruptivos caer en la más vieja trampa del poder: la autocomplacencia disfrazada de lucidez. Al grito de “lo viejo es putrefacción”, sus autores embriagan al lector con la promesa de renovación moral… mientras cierran los ojos ante una operación política burda que huele más a dedazo que a democracia.
Vendernos como “apuesta mínima por la justicia” un proceso electoral judicial que ya está siendo manipulado con acordeones partidistas, nombres seleccionados por la cúpula morenista, y tutoriales en TikTok para inducir el voto, no es sólo ingenuidad: es complicidad disfrazada de idealismo. Se acusa a los críticos de la democracia judicial de “nostálgicos privilegiados”, pero no se dice ni una palabra sobre el nuevo lote de candidaturas judiciales encabezadas por nombres que orbitan, desde el corazón del oficialismo, entre el plagio y la ignorancia.
Mientras El Universal denuncia con datos concretos la operación política de Morena para inducir el voto judicial con acordeones, los defensores de la reforma judicial se lanzan contra el viejo sistema, describiéndolo -con indiscutible razón- como una estructura caduca de privilegios y simulación. Pero en ese salto retórico -tan cómodo como irresponsable- se evade lo esencial: ¿qué tipo de justicia puede nacer de un proceso contaminado de origen?
El problema no está en la posibilidad de votar, sino en la manera en que se está sembrando el voto: con propaganda disfrazada de pedagogía, con nombres seleccionados por la maquinaria de la 4T repetidos en redes y panfletos, y con autoridades electorales locales que, en vez de denunciar esta intromisión, la validan con una sonrisa. ¿Esto es la democracia directa o un nuevo montaje clientelar?
Mientras se nos quiere vender la narrativa de una transformación heroica del Poder Judicial, en la práctica vemos una reproducción burda de los peores vicios del viejo régimen, solo que ahora con otros colores. Lo que ayer era línea política desde Gobernación, hoy es “acordeón ciudadano” desde TikTok. El dedo se ha vuelto algoritmo, pero sigue siendo dedo.
En lugar de exigir un verdadero proceso ciudadano, transparente y participativo, se nos ofrece una consigna: “lo viejo apesta, lo nuevo, aunque hieda, es nuestro”.