
Justifica oficialmente que la policía municipal haya golpeado a periodistas que documentaban sus abusos
Hay de todo en la viña del Señor. Estudiantes conscientes, activos, rebeldes —como corresponde a la naturaleza juvenil más sana y promisoria—, y también porros violentos, mercenarios a sueldo que se cuelan en los movimientos legítimos para desvirtuarlos. Del mismo modo, hay autoridades que se dicen de izquierda, pero jamás abrieron El Capital de Karl Marx, ignorancia que los impulsa a acercarse más al fascismo criminal de Stalin, el máximo exponente del genocidio rojo.
Ricardo Moreno Bastida, controvertido alcalde de Toluca, debe estar feliz: los provocadores —los mismos que aseguró tener plenamente identificados, junto con sus patrocinadores, tras la reciente toma de la Rectoría que derivó en el paro de cuatro meses en la UAEMéx— le dieron el pretexto perfecto para desatar su furia represiva. Incapaz de instruir a sus policías para distinguir entre estudiantes y provocadores, tampoco tuvo la mínima decencia de ofrecer una disculpa a los medios de comunicación agredidos en la refriega. Eso es imperdonable, y se le deben fincar responsabilidades.
El deleznable comunicado oficial reza que “las acciones se desarrollaron en estricto apego a los protocolos de actuación y con pleno respeto a los derechos humanos”. Y añade que, “al ser seguidor de las libertades democráticas y porque pertenece a la generación que peleó y luchó por ellas, reiteró su compromiso para que éstas se lleven en paz, sin violencia, sobre todo en una ciudad donde se tienen todas las garantías para expresar libremente el pensamiento y el quehacer de todas y todos”.
Para los periodistas golpeados y despojados de sus equipos por atreverse a grabar la brutalidad policial, semejante arenga oficial no puede sonar sino como lo que es: demagogia pura.
Entiendo que pueda haber confusiones en eventos como el de ayer. Sucede hasta en las mejores familias. Lo reprobable en este caso es que haya agresiones a periodistas y la autoridad las justifique, al tiempo que se autoproclama como demócrata defensor de libertades.
Fueron priistas quienes desataron la masacre del 2 de octubre de 1968. También ellos los responsables de Ayotzinapa y Tlatlaya, entre otras matanzas de carácter genocida, defendidas a capa y espada por personajes como Eruviel “El Chapitas” Ávila, hoy reciclado en el Partido Verde, como tantos ex priistas vergonzantes ansiosos por seguir encaramados en el poder.
Eso ya lo sabemos bien los mexicanos. Lo insoportable ahora es ver, un día tras otro, cómo quienes se creen héroes de la libertad y demócratas intachables reproducen el comportamiento tiránico del PRIAN… pero disfrazado de un falso amor al pueblo. No son iguales, como insiste el discurso oficial. Son peores. Y poco a poco, quienes fuimos engañados masivamente empezamos a verlo con claridad.
Hay algo en lo que Ricardo Moreno no miente. Es cierto que pertenece orgullosamente a la generación de Díaz Ordaz.