viernes, mayo 17

Pepe Meade no es del PRI. Tampoco del PAN… es el primer candidato oficial del PRIAN: Por Jesús López Segura / La Versión no oficial

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Ciro Gómez se niega a presentar resultados de la encuesta de Reforma, como le pide López Obrador

https://youtu.be/bRZTaxeX-fk

 

A la petición expresa de Andrés Manuel López Obrador de que Imagen TV mostrara los resultados de la encuesta de Reforma en el espacio de Ciro Gómez, petición que obedece a que el propio Ciro usó una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica -dos días antes- en la que prácticamente se ponía a Meade y a AMLO en empate técnico en el primer lugar, seguidos de lejos por los demás aspirantes, Ciro responde que no. Que él no va a caer en el juego de las encuestas (en alusión implícita a que él y Milenio TV hicieron el ridículo con su tendencioso enfoque en ese rubro en el 2012, por lo que tuvieron, incluso, que ofrecer disculpas).

Nada tonto, El Peje usa la picardía que le caracteriza para exhibir a Ciro, luego de que éste lo ha estado difamando con su perverso manejo informativo sobre los dimes y diretes con el Señoritingo, pues asegura que las hostilidades verbales fueron desatadas por López, cuando quien inició la por lo demás divertida y muy apropiada refriega, fue el inteligente y buen polemista Meade, aunque la habitualmente excelente conductora -pero ahora regañada- Azucena Uresti, diga lo contrario.

La justificación tardía de Ciro para exponer con lujo de detalle la encuesta de sus amigos del Gabinete de Comunicación Estratégica, previo a la entrevista que le hizo a Meade el martes en Por la Mañana, y negarse a mencionar siquiera los resultados aportados por la de Reforma, como lo pedía expresamente AMLO, radica en que esta última encuesta se hizo unos días antes de que Meade se autodestapara como candidato del PRI, mientras que las del GabineteSDP Noticias se hicieron horas después del destape.

Pero ese argumento de párvulos no salva del juicio de la historia a Ciro de ser recordado como un comunicador parcial y poco profesional, -aunque él y Carlos Marín se hagan pasar por “vacas sagradas del periodismo académicamente sustentado”-. La encuesta del Gabinete tiene, por lo menos, dos sesgos importantes: Es de tipo telefónico -lo que ya perfila un nivel socioeconómico específico- y se efectúa en pleno destape de Meade, es decir, en medio del festín mediático que desde luego determinaría un sesgo importante en el resultado.

No sólo la cargada mediática en torno a Meade ha sido una de las más vergonzosas en la historia del tapadismo a la mexicana, por su evidente sesgo en pleno auge de “objetividad” proclamada por millonarias instituciones electorales que sólo parecen estar de adorno, donde el papel de Ciro Gómez Leyva destaca por su descarada inclinación anti López, sino que también la cargada de los jefes priistas de todo el país en favor de un no priista, especialmente la protagonizada por los mexiquenses, es para morirse de risa o de plano para dar pena ajena.

Hay que ver al presunto ex aspirante presidencial Eruviel Ávila, con sus chapitas más encendidas que nunca, ponerse en posición de entrega total, mientras correligionarios suyos -como Osorio Chong y De la Madrid, simplemente se sentaron a comer con el aspirante para negociar su rendición y su futuro-, o a Ernesto Nemer gritando con fervor lastimero el nombre de su nuevo mesías, con borlas en las manos, cual vaquerita de Dallas que ahí voy, Peeeepe, Peeeepe… para darse cuenta de que estos priistas mexiquenses han terminado de enterrar todo vestigio de dignidad republicana, de nacionalismo revolucionario, de justicia social y de todo lo que pueda constituir algún obstáculo para el saqueo neoliberal del erario público.

Pero lo peor de todo es que el más incómodo -por mucho que trate de disfrazar, con sonrisas forzadas, su desagrado- es el propio Meade. Un servidor público eficaz que hasta ahora había guardado una sana distancia de las matracas y arrumacos fingidos, interesados de militantes que entregan su amor y su devoción a cualquiera, al que indique el Señor Presidente saliente, llámese Pepe o Miguel Ángel, que igual se hubieran volcado para gritar a coro y con desafinada devoción Aureeelio Aureeelio, o cualquier otro nombre designado en el guion de quien, a partir de este momento, tiene que poner los pies en la tierra. Tiene que afrontar el desprecio de quienes antes lo aclamaban y lo adoraban. Sufrir el rudo golpe de convertirse en un ser humano expuesto a que se le tomen cuentas por los errores cometidos mientras la cargada lo convirtió en el ser supremo, en su Dios temporal.

Meade es un neoliberal convencido de su ideología y, al parecer, ha evitado caer en el pecado de la corrupción hasta ahora, aunque navegó en el mismo barco de Alí Babá durante años, encabezando en cinco ocasiones 4 secretarías distintas. Pero López Obrador, que se las da de inmaculado -nos dice un inteligente comentarista de YouTube-, también tiene sus cadáveres en el clóset, sus Bejaranos y sus Higinios. De acuerdo, pero como nos diría un amigo de Morena en el Edomex, López renunció y se separó del PRI. Meade cargará con sus cadáveres mientras no los conjure. ¿Tendrá arrestos para hacerlo?

Entendemos que ahora diga que no. Que el país le debe mucho al PRI y que se haga de la vista gorda con la corrupción. No sea que le vaya a suceder lo que a Colosio. Pero esperamos que les amarre las manos a los criminales electorales del partido que lo acoge como candidato. Por lo pronto, se rumora que el compadre incómodo dejará la SEDESOL. Quizá ése será el primer Kuribreñazo a Peña. Quizá Meade no está dispuesto a tolerar las imprudencias trogloditas del Neandertal de la política Luis Miranda. O quizá lo lleva a la campaña directamente, como al secretario dizque interesado en la Reforma Educativa, muy dispuesto a dejarla tirada para irse a asegurar otros 6 años en la Corte. Ya veremos.

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