viernes, julio 26

Hace agua el priismo mexiquense, ni sus tradicionales aliados lo quieren: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Señalados como traidores, dirigentes de Morena en Edomex parecen favorecer a Ricardo Anaya

https://youtu.be/MYPhjiIYDh4

 

Si bien la ruptura del PRI con sus aliados tradicionales PANAL y Partido Verde, representa una pésima carta de presentación para lo que se perfila ya como un fallido liderazgo de Ernesto Nemer en el priismo mexiquense, no es tan representativa de la catástrofe que se avecina por otro hecho político de mucho mayor alcance, producto de la rebelión exitosa del Bebé Anaya contra el calderonismo, que ha dado como resultado una mucho más delicada ruptura del PRI, la de su exitosa alianza secreta con el PAN para fingir una alternancia política en el país durante las dos últimas elecciones presidenciales, por lo menos, cuando los sucesivos gobiernos de ambos partidos han seguido idénticos lineamientos en materia económica y de “seguridad”, y se han cuidado mutuamente las espaldas.

La presencia de Josefina Vázquez Mota en el acto proselitista de Ricardo Anaya en Huixquilucan este fin de semana, donde el dicharachero candidato del PAN-PRD-MC aseguró que “no le van a ver ni el polvo en el Estado de México“, configura un escenario completamente distinto al que llevó a un apretado triunfo de Alfredo del Mazo en la elección para gobernador del año pasado, cuando los eficaces operadores transpartidistas, comandados por Ulises Ramírez, el híbrido más cínico del prianismo nacional, sacrificaron a la candidata de los mil millones de pesos para acarrear votos hacia el PRI.

En esta nueva fase de la lucha entre “populistas” contra “neoliberales“, enquistados en diversas franquicias partidistas y pandillas “independientes”, el PRD ya no la jugará en favor del PRI como en la elección del año pasado en el Estado de México, cuando “El Juanito” de la izquierda, Juan Zepeda, restó votos a la candidata de Morena para favorecer descaradamente a Del Mazo. Esta vez Zepeda le da la espalda al PRI, para desafinar junto con el Bebé Anaya desde el metro Balderas, donde ambos se metieron al talón….

El priismo mexiquense se ha quedado completamente solo. La torpeza monumental de Ernesto Nemer llevará a una debacle histórica a ese partido, quizá sólo atenuada por la concomitante torpeza, si no es que traición -como acusan textualmente algunos morenistas- del dirigente local de Morena en la entidad, Horacio Duarte, y del representante de López Obrador en el IEEM, Ricardo Moreno Bastida, quienes parecen estar obsesionados con emular la ya obsoleta estrategia del prianismo más rancio, recogiendo cartuchos quemados del partido de la derecha, como es el caso de Juan Rodolfo Sánchez Gómez para la alcaldía de Toluca.

¿Con qué cara pueden los morenistas del Edomex criticar “el oportunismo político” del PRD?

Ricardo Anaya se perfila como el beneficiario de esta suerte de “tormenta electoral perfecta”. Todo parece conjugarse para favorecerlo, hasta tal punto, que podría pensarse que ésa es, precisamente, la nueva estrategia del prianperredismo para vencer a López Obrador, con una pequeña ayuda de los dirigentes de Morena en el Edomex.

Horacio Duarte se muestra incapaz de entender que lo que está en disputa son dos modelos de desarrollo completamente opuestos; uno, el neoliberal, impuesto en el país por el prianismo durante los últimos 30 años, y que tiene a México sumido en la miseria y la criminalidad, y al resto del mundo en una desigualdad social que, según datos previos a la reunión anual de Davos, Suiza, da por resultado que sólo 8 familias concentran la misma riqueza que 3 mil 600 millones de seres humanos, es decir, de la mitad de la población mundial, como consigna la nota principal del diario La Jornada este mismo día.

El otro modelo es el que los neoliberales califican peyorativamente como “populismo” y que -con todas las limitaciones en cada caso- trata de combatir esos niveles de locura que alcanza en nuestros días la desigualdad social.

La izquierda colaboracionista, que se considera a sí misma “madura” y “civilizada”, porque es capaz de negociar con sus adversarios políticos para “crear alianzas y coaliciones electoralmente exitosas, como en los países más avanzados del mundo”, termina invariablemente favoreciendo a la derecha y consolidando el modelo neoliberal al que dicen combatir. Y Andrés Manuel López Obrador, con todo el arrastre que podría finalmente imponerse a pesar de sus dirigentes locales, parece estar siguiendo el mismo camino que los perredistas.

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