#MeTooMúsicosMexicanos se ‘despide’ de Twitter; ‘México es un país sumamente machista’, dice: Por Jesús López Segura / LA VERSIÓN NO OFICIAL
Presenta Carlos Loret una mesa de “análisis” con tintes “hembristas” en Despierta
El diario El Financiero publica una nota en la que afirma que “los administradores de la cuenta del movimiento #MeTooMúsicosMexicanos (@MeTooMúsicaMX) se despidieron este miércoles en Twitter tras la muerte del bajista de Botellita de Jerez, Armando Vega Gil, declarando que México es “un país sumamente machista que aún no entiende la libertad, el respeto, ni el dolor de una mujer“.
Mediante un comunicado, el movimiento lamentó la muerte de Vega Gil, luego de las acusaciones de abuso sexual [en realidad “acoso sexual”] contra el fundador de la banda mexicana, las cuales fueron dadas a conocer a través de esa cuenta.
“Lamentamos profundamente el suicidio de Armando Vega Gil. Nuestra reacción inicial no fue la adecuada y, por ello, extendemos una disculpa honesta a todos sus allegados”, explicaron. En realidad, la disculpa debería dirigirse a todos los que, “allegados” o no, nos indignamos con la brutal respuesta que dieron los metooteros luego de conocerse el trágico desenlace del “botellito de jerez” como le llamó en su espléndido artículo de La Jornada Blanche Petrich:
” Jugar con eso para salvarte de una demanda por pederastia e intentar limpiar tu imagen no sólo es cobarde, es ruin”, le espetaron, post mortem, a Armando Vega Gil.
También pidieron disculpas al feminismo por los daños y perjuicios ocasionados en estos últimos días.
Por otra parte, Carlos Loret de Mola presenta a un grupo muy conocido de 3 opinadoras profesionales que lo mismo hablan de feminismo que de cualquier otro tema “vanguardista” para su difusión televisiva, igual en Milenio TV que en Televisa, o cualquier otro foro de radio y TV.
Las analistas Lisa Sánchez, María Scherer y Fernanda Caso le dan en esta ocasión un tinte con rasgos claramente, por no decir escandalosamente “hembristas“, a la puesta en escena del programa de noticias de una cadena de televisión que promueve abiertamente la pornografía femenina y ha inyectado en la cultura mexicana durante décadas el sometimiento de la mujer en sus telenovelas.
Para muestra, basta el botón de la primera intervención de Lisa Sánchez en el debate sobre los excesos de #MeTooMúsicosMexicanos, que culminaron hoy con su desaparición:
“Yo estoy fascinada” -dice Lisa-… “A mí sí me ha parecido particularmente poderoso que en medio de estos pequeños detallitos o negritos en el arroz que le podemos encontrar [se refiere al suicidio de un músico mexicano al que se le aplicó el “costo” o “correctivo” del desprestigio o escarnio público mediante la denuncia anónima] ha habido un movimiento de muchísima respuesta, muchísima hermandad entre mujeres y eso me parece que es una de las cosas más bonitas a rescatar”.
Al hablar de “hermandad entre mujeres“, Lisa (cliente habitual del desaparecido programa de Carlos Puig en Milenio) deja plasmado inequívocamente el mensaje de que el machismo mexicano –feminicida y atroz indudablemente-, puede combatirse con una suerte de contraparte hembrista, una hermandad entre mujeres que verán al hombre (machista o no) como un enemigo a vencer.
Fernanda Caso y María Scherer son mucho más mesuradas respecto de ese tinte francamente “hembrista” de Lisa Sánchez y, aunque reconocen que los hombres no se incorporan al debate por temor a que sus argumentos resulten “políticamente incorrectos”, tampoco parecen muy interesadas en comprometer a la sociedad en su conjunto, y no sólo a las mujeres consideradas como una secta, al debate para combatir el funesto patriarcado, una de las lacras más dañinas impuestas a escala planetaria desde hace 5 mil años, con toda la cauda de brutalidad desatada no sólo contra la mujer, sino contra pueblos y culturas enteras.
Sólo el amor auténtico podrá desterrar el resentimiento femenino que la cultura machista dominante produce como resultado perfectamente entendible, pero no justificable. Hombre y mujer, en conjunto, deben combatir cualquier forma de abuso derivado del odio racial, de género o de cualquier clase en el abundante catálogo de la miseria emocional del ser humano enfermo de ambición y de poder. ¿No cree usted?
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