martes, octubre 15

¿Monreal quiere quedar bien con todos? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“Hay líderes de la izquierda que no se sabe bien a quién [carajos] representan”: AMLO

Los fuertes jaloneos que se empiezan a dar en el Congreso de la Unión para el control de sus órganos de gobierno (la mesa directiva y la JUCOPO) entre las dos potenciales “mayorías”, perfilan lo que con el paso del tiempo definirá con mucha claridad cuáles serán los principales protagonistas en la nueva fase de la disputa por la nación.

Quien siga pensando que la “oposición” al gobierno de López Obrador, a su movimiento, la conforman los administradores de los restos del prianperredismo, luego del tsunami del 2018, se quedará esperando el surgimiento de un líder que los encabece, porque cualquiera de esos potenciales dirigentes tendrá, en cuanto asome la cabeza, un pie en la cárcel o en el exilio.

¿Quién de los que administraron tan eficientemente el saqueo de las arcas públicas y el genocidio se atrevería a salir a la palestra?

Solo un joven ingenuo como Ricky Riquín Canallín se atreve a dar la cara con el patético discurso de “sí robé, pero ustedes también. Voy a que me juzguen, solo si los hermanos de López hacen lo mismo”.

Por eso don Andrés no ha encarcelado a los verdaderos peces gordos. Sabe que difícilmente saldrán de sus madrigueras de lujo a disputarle el poder.

Estadísticamente, los beneficiarios de la corrupción neoliberal que desean y promueven el retorno de los dinos, son minoría. La inmensa mayoría del pueblo mexicano añora un gobierno que castigue realmente a los corruptos, asignatura pendiente, hay que reconocerlo a estas alturas del sexenio obradorista. Añoran gobiernos como los de López Mateos y Ruiz Cortines, nacionalistas revolucionarios que devolvieron al pueblo la esperanza luego de los atracos brutales a la nación por cuenta del alemanismo depredador, por ejemplo.

“La dictadura perfecta” llamó Vargas Llosa a un sistema monopartidista mexicano con satélites “opositores” de escenografía que daba juego, según cada momento histórico (en el amplio sentido conceptual de Gramsci), a una de sus dos corrientes internas: la conservadora (de donde surgieron engendros autoritarios como Díaz Ordaz) y la “nacionalista revolucionaria” (incubadora de engendros populistas como Luis Echeverría).

La única opción de gobierno surgida del priismo clásico (PNR) realmente cargada hacia la izquierda, la construyó el general Lázaro Cárdenas del Río.

El gobierno abiertamente declarado de izquierda que triunfó en la elección presidencial fuera del PRI, es obra de Andrés Manuel López Obrador, con el arrasador impulso de un electorado harto de los fraudes que marcaron -junto con el asesinato de Luis Donaldo Colosio- el llamado “periodo neoliberal” de 36 años si se cuenta el sexenio de Miguel de la Madrid, aunque la ruptura de la dictadura perfecta se da en el 88, con la imposición -mediante el primer atraco electoral del periodo-, de Carlos Salinas de Gortari y la inclusión formal de México en la etapa del post capitalismo, capitalismo financiero, o “neoliberalismo” como le llaman también.

La verdadera oposición al gobierno de López Obrador tendrá que surgir, necesariamente (y ya empieza a perfilarse con Ricardo Monreal como su principal líder) de las propias filas de un “morenismo” que se distancia del obradorismo debido a una clara insatisfacción con sus saldos negativos, sobre todo en materia de Seguridad y el manejo de la pandemia, pero también porque la 4té ha despreciado -hasta en el discurso- a las clases medias, así como a la causa de las mujeres, los periodistas y los defensores de derechos humanos.

La piedra de toque que daría un impulso importante a la precandidatura de Monreal y lo pintaría a los ojos de los morenistas decepcionados como un patriota, sería su abierta oposición a que se eleve a rango constitucional la adscripción de la Guardia Nacional a la SEDENA, obsesión andresina que acabaría de consolidar el panorama muy preocupante del militarismo frenético del mandatario.

Los retrasos en el diagnóstico de los responsables de la tragedia de la Línea 12 del Metro, que tienen en la picota a los únicos y verdaderos delfines presidenciales (Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard), favorecen las probabilidades de que Monreal se anime a quitarse la careta de obradorista fiel y empiece a destapar su juego -perfectamente legítimo por lo demás- de irse por la libre desde la plataforma del Senado, apoyado por varios gobernadores que logró colocar y otros que vean en él un aliado poderoso y viable contra el obradorismo.

Cuando Monreal se rebele (y parece que el propio López Obrador lo está presionando para apartarlo de la sucesión controlada por él) podría convertirse, de la noche a la mañana, en el ídolo de multitudes que aborrecen a la 4té y han estado trabajando desde los medios hegemónicos y con el concurso de comunicadores e intelectuales ex orgánicos para desacreditarla.

Monreal podría aglutinar, desde la plataforma de Movimiento Ciudadano, por ejemplo, a todas las corrientes de la derecha, a la izquierda traicionera (PRD y morenistas de ocasión que abundan y se montaron en la ola del 2018) y a la izquierda radical que no se siente representada por Sheinbaum, candidata aparentemente conforme con las tibiezas evangelizantes del Presidente.

El columnista Salvador García Soto, monrealista inconfeso pero evidente, retrata, sin proponérselo, en su columna Serpientes y Escaleras, “AMLO y Monreal, ¿un camino que se bifurca?”, lo que puede significar la ruptura de ambos personajes y con ella una eventual nueva mayoría en el Congreso, dominada completamente por la derecha pero bajo la promesa de un gobierno congruente y respetuoso de todas las corrientes, encabezado por Ricardo Monreal, “sin polarizar al país”, a la que se podrían sumar un buen número de los mercenarios del Partido Verde.

Monreal trabaja ardua e inteligentemente en construirse la imagen de que “la lleva bien con todos” (contraria a López Obrador y Sheinbaum que no pueden ocultar su rechazo a los “conservadores”, es decir, hacia sus adversarios políticos). Por eso a Monreal se le puede ver muy afable en entrevistas con los periodistas de la Octava o de SinEmbargo, al mismo tiempo que con los reaccionarios Carlos, Marín y Alazraky.

Seguramente el Presidente López Obrador se refería a Monreal cuando en la Mañanera de antier habló con molestia de “los líderes de izquierda que quieren quedar bien con todo el mundo y de plano no queda claro a quién [carajos] representan”.

En Notiguía aprovechamos esa oportunidad para sugerir en un video que, en el Estado de México, donde radicamos, los destinatarios del reproche presidencial serían los líderes chaqueteros del morenismo formal que han pactado con el Gobierno delmacista, traicionando a las mujeres y a los pobres y por ello el electorado les devolvió parte de la confianza al priismo local y al Grupo Atlacomulco en la pasada elección intermedia.

Esos líderes, regenteados por el senador Higinio Martínez, andan muy apurados construyendo la candidatura de “un, o una texcocana” para el 23, en la elección de gobernador, al mismo tiempo que desprecian y sabotean las banderas de la izquierda en general, la causa del auténtico feminismo en particular, al morenismo genuino y leal encabezado por Daniel Serrano y al periodismo crítico como el que ejercemos aquí.

No tienen vergüenza. Si se les tuviera que clasificar en alguna de las corrientes de la izquierda histórica sería en la stalinista, es decir, en la del fascismo rojo. ¿No cree usted?

Lecturas recomendadas:

AMLO y Monreal, ¿un camino que se bifurca?: Salvador García Soto
El Universal.- https://www.eluniversal.com.mx/opinion/salvador-garcia-soto/amlo-y-monreal-un-camino-que-se-bifurca

MC critica “agandalle” de Morena para presidir Mesa Directiva y Jucopo en San Lázaro
Proceso.- https://www.youtube.com/watch?v=iWwBcXwh-pM

Por tercera vez, DNV pospone informe sobre la Línea 12 del Metro
Proceso.- https://www.proceso.com.mx/nacional/cdmx/2021/8/23/por-tercera-vez-dnv-pospone-informe-sobre-la-linea-12-del-metro-270403.html

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