jueves, abril 18

La ruptura de Del Mazo no es con Alito, es con AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López

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AMLO esperaba que al menos los diputados federales mexiquenses se alinearan con el legado patriótico de su paisano López Mateos

La campaña promovida por Layda Sansores de filtrar audios muy comprometedores de Alito, el tambaleante dirigente nacional del PRI, luego de su negativa a apoyar la Reforma Eléctrica del Presidente y, lo que fue peor, hacerle el vacío en la votación para la nacionalización del litio, está siendo aprovechada por Alfredo del Mazo para dirimir sus diferencias con el jerarca priista, dada la intromisión de éste en el proceso de sucesión adelantada que vivirá el último reducto del priismo nacional como el gran desafío de conservar la hegemonía secular del Grupo Atlacomulco en la entidad mexiquense.

Pésimamente asesorado, Alfredo del Mazo dejó escapar la gran oportunidad que le puso el destino, en bandeja de plata, de recuperar algo de la dignidad priista, pidiendo a los diputados federales mexiquenses votar a favor de la iniciativa presidencial, habida cuenta de que ello significaba glorificar el legado de su paisano, don Adolfo López Mateos, y esquivar la maldición anticipada por él de que en el futuro habría traidores que darían marcha atrás a su gesta patriótica. Ni mandada a hacer, la mesa estaba puesta para Del Mazo, pero la dejó pasar.

Si a ello sumamos que el Aeropuerto de Santa Lucía está a punto de convertirse en un elefante blanco, en buena medida por la ineficiencia delmacista en habilitar -al mismo ritmo de su frenética construcción- los caminos que lo hicieran viable, y que el AICM está a escasos días de colapsar por completo, se entiende que las plumas del priismo local en el Estado de México estén siendo instruidas para tomar a Alito como chivo expiatorio de su propia y escandalosa torpeza.

Desde luego que el pleito de Layda Sansores es directo con su paisano Alito (y lo va a hacer pedazos) pero el de Del Mazo es, por la torpeza de sus pésimos asesores, directo contra AMLO y la 4té, con quienes se había esforzado, hasta ahora, por mantener una relación civilizada y, por momentos, hasta amistosa.

Del Mazo se habría echado a la bolsa a López Obrador (honrando el presunto y casi confeso pacto de impunidad que mantiene con su primo Enrique Peña, a quien don Andrés expresamente le guarda “consideración y respeto” como confesó hace pocos días) de haber instruido a sus diputados federales ser congruentes con el legado de López Mateos, al tiempo que habría puesto en ridículo a Alito, en una jugada de 3 bandas que lo habría ubicado como el líder indiscutible del priismo nacional.

Pero la gente que rodea al mandatario mexiquense no está acostumbrada a jugar en 3 bandas. Ni siquiera en las más elementales decisiones suelen ver más allá de su nariz, desgraciadamente para la causa del prianperredismo local.

El vocero de don Alfredo, por ejemplo -y lo hemos repetido aquí hasta la náusea, pero se hacen como que no escuchan- balconea en SinEmbargo su programa estrella de la Tarjeta Rosa como un mecanismo ilegal para desviar recursos de programas sociales hacia propaganda política, misógina y de mal gusto, convirtiendo a las mujeres más pobres de la entidad en matraqueras digitales del gobernador.

Luego, ponen al responsable de ése y otros “programas sociales” al frente del PRI, en enroque con la que ahora, como “precandidata oficial” se encarga precisamente de continuar con la denigrante operación balconeada por el vocero.

Finalmente, el operador político de don Alfredo, el que le llevó la campaña, es balconeado precisamente por SinEmbargo como un secretario general de Gobierno mucho más interesado en su propio futuro político que en la gobernabilidad de un estado que arde en las llamas de la inseguridad más atroz de la república.

¿Y cuál es la respuesta de Ernesto Nemer?

Un autodestape fallido: organiza un desayuno para destaparse, pero le da miedito de última hora y declara que él es el único que no se destapa porque, a diferencia de los que sí lo hacen, él seguirá cumpliendo, hasta el último instante de su encargo, con la voluntad del señor gobernador.

No tienen remedio. A menos que todo este tinglado (cobertizo rudimentario para resguardar de la intemperie algo o a alguien) constituya en realidad una muy fina puesta en escena -ideada por una mente maestra- para imponer finalmente a Elías Rescala, con una nada pequeña ayuda de Omar Ortega jugando el eficiente papel de Juan Zepeda como esquirol de la verdadera izquierda mexiquense. Ya veremos.

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