AMLO, gran genio de la comunicación. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Pocos mandatarios en el mundo tienen la capacidad de conectar con millones de personas
Don Andrés Manuel es un genio de la comunicación. No cabe duda. Es capaz de convencer a millones de mexicanos de las más evidentes y diáfanas imprecisiones. De que ama al pueblo, sobre todo a los pobres, por ejemplo, mientras las cifras de extrema pobreza han crecido durante su sexenio (lo que debe celebrar en su intimidad porque así tiene más destinatarios de su amor) y las ganancias de los banqueros han sido estratosféricas. De que han disminuido los asesinatos dolosos a lo largo de su administración ¡en un 20%!, “gracias a la entrega de la Marina, el Ejército y la Guardia Nacional“, dice con satisfacción y orgullo, mientras las gráficas del INEGI apuntan los siguientes resultados comparativos de homicidios durante los últimos 6 sexenios:
Salinas: 67 525
Zedillo: 79 759
Fox: 60 073
Calderón: 122 319
Peña: 150 451
AMLO: 167 336
¿Qué clase de malabarismos matemáticos se tienen que hacer para proclamar, a los 4 vientos, un día sí y el otro también, que con casi 20 mil homicidios más que los alcanzados en la administración de Enrique Peña, eso signifique “una disminución del 20%”?
Al paso que vamos en materia de genocidio inducido por los abrazos y no balazos, al finalizar su sexenio, don Andrés, ese gran genio de la comunicación, habrá logrado el Récord Guinness (aparte del de la farmaciotota) de 200 mil homicidios, es decir, 50 mil más que Peña.
¿Seguirá sosteniendo que ello significa una disminución del 20%? Es capaz, así es de perseverante y audaz nuestro gran Presidente. Y varios millones de ingenuotes también serán capaces de creérselo.
Este maestro de la demag… perdón, de la comunicación masiva, sostiene muchos “otros datos” con sonrisas de autosuficiencia y reflejando gran seguridad en sí mismo, mientras acusa a su “adversarios” de ser “una fábrica de mentiras”. Como corolario invariable usa expresiones coloquiales como la del incansable ganso, para meterle jiribilla tropicalona a sus temerarias afirmaciones, mientras le hace ojitos a las reporteras mañaneras que odian a Azucena Uresti por su calidad y éxito profesionales, y a los reporteros envidiosos que detestan a Carlos Loret por sus triunfos bien, o malhabidos.
Dice don Andrés que Loret estaría obligado a exponer públicamente su fortuna (como si se tratara de un funcionario público) y lo reta a que intercambien bienes familiares, asegurando que con solo la propiedad que tiene Loret en Valle de Bravo, vería más que compensada su finca de “La Chingada“. Me rayaría“, es otro de sus estribillos de color.
Asegura este hombre (tan talentoso que hace ver las técnicas goebbelianas como un juego de niños) que él no habló jamás con Francisco González, el dueño de Milenio, para que despidiera a la “señora … a… la dama… a la periodista Azucena“.
Como si no lo hubiera visto ya todo México despreciarla hasta tal punto de cambiarle el nombre (“Susana Urióstegui“, le dijo). Como si no supiéramos que basta con una insinuación para que los concesionarios radiofónicos y televisivos (con honrosas excepciones) se arrojen a sus pies, sobre todo al momento de negociar los millonarios contratos de publicidad. Como si todos los mexicanos fuéramos tan idiotas como para creerle, independientemente de que sí hay, efectivamente, varios millones que se tragan completita la puesta en escena matutina cotidiana de este gran portento de la comunicación.