Los juniors de la 4té descarrilan a AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
La mala calidad del material que le vendieron al Ejército descarrilará al Tren Maya, “pero eso será otro pedo” dicen
La sombra de la corrupción ha vuelto a oscurecer el panorama político en México, y esta vez, las grabaciones telefónicas revelan una red de influencias y sobornos que comprometen directamente al círculo cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador. La instrucción de comprar piedra balasto, crucial para la construcción del Tren Maya, a Amílcar Olán, amigo íntimo de los hijos del mandatario, ha dejado al descubierto una trama siniestra que pone en riesgo la seguridad y el discurso anticorrupción del gobierno.
“Ya cuando se descarrile el Tren [Maya], ya va a ser otro pedo”, dice Amílcar Olán, respaldado por los hermanos Pedro y Osterlen Salazar Beltrán, primos de los hijos de López Obrador, en lo que constituye el descarrilamiento del discurso anticorrupción de un presidente que se dedica tiempo completo, durante todas las mañanas de su mandato, a despotricar con agresivos insultos a sus adversarios político y a los periodistas que lo critican.
En la escalofriante grabación presentada por Carlos Loret anoche -que por cierto no dio pie a ningún pronunciamiento presidencial, ni a pregunta alguna de la runfla de lambiscones que conforman el “pool de mirones profesionales” como llama AMLO a su séquito de aduladores- no solo se burlan de los estándares de calidad al sobornar a un laboratorio para obtener falsos certificados de idoneidad de la piedra balasto, sino que lo hacen con un cinismo desvergonzado. En las conversaciones grabadas, se escuchan risas cínicas ante la idea de un posible descarrilamiento del tren como consecuencia de los materiales defectuosos que están suministrando.
En tan solo cinco minutos, esta red de corrupción despedaza el discurso del presidente mexicano contra la corrupción. La promesa de un gobierno transparente y comprometido con erradicar este flagelo se desmorona frente a la evidencia de que los allegados de López Obrador están utilizando su posición privilegiada para enriquecerse ilícitamente, poniendo en peligro la vida de ciudadanos inocentes.
¿Cómo es posible tanta impunidad? La respuesta parece estar en la protección que reciben desde Palacio Nacional. La falta de acción por parte de las autoridades ante las pruebas presentadas y las constantes persecuciones contra quienes denuncian estos casos solo refuerzan la sensación de que el poder político está por encima de la justicia, como el propio mandatario dejó establecido al proclamar, hace apenas unos días, que su “autoridad moral” está por encima de cualquier ley de transparencia y protección de datos personales.
Esta no es la primera vez que la sombra de la corrupción se cierne sobre el gobierno de López Obrador. El precedente nefasto de la Línea 12 del Metro, donde la negligencia y la impunidad se combinaron para causar esa tragedia inaudita, debería haber sido una lección aprendida. Sin embargo, parece que el círculo de corrupción e impunidad sigue intacto, ahora con el Tren Maya como el próximo escenario potencial del desastre.
Pero tal grado de cinismo no es ajeno al patriarca que lo permite ¿y alienta? Prácticamente toda la Mañanera de hoy el presidente de México arremetió contra sus adversarios, calificándolos de fachos y ejemplificando su virulencia verbal con expresiones como “vean ustedes a qué grado de cretinismo han llegado”, refiriendo multitud de ejemplos sobre las supuestas prácticas corruptas del pasado -sin presentar prueba alguna ni las denuncias a que la ley lo obliga- y advirtiendo que ahora pretenden silenciarlo para que, de plano, ya no hable del proceso electoral en absoluto. Un “golpe blando” califica el oficialista portal SinEmbargo esa denuncia presidencial, aplicado a fondo, como el mandatario y otros medios afines, a desacreditar, por ejemplo, el espléndido discurso de la diputada española Cayetana Álvarez.
Hace unas semanas, la Auditoría Superior de la Federación presentó pruebas de los desvíos millonarios que propicia, en la CONADE, Ana Gabriela Guevara, otrora gloria del deporte nacional y hoy ejemplo constante de corrupción y despotismo. Cuestionado al respecto en La Mañanera, el mandatario extendió su manto protector por enésima vez -como lo hizo por ejemplo con el director de Inmigración cuando la tragedia de los migrantes quemados vivos- y dijo que iba a investigar y que hablaría sobre el asunto en breve, pero advirtió que si no había pruebas, el caso se desestimaría. No se ha vuelto a tocar el tema.