Ahora AMLO acusa de metiche a la DEA. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
Mientras Biden anuncia plan de beneficio para 500 mil migrantes, López Obrador insulta a los Estados Unidos
“Es una manía de los Estados Unidos de entrometerse en la política interna de otros países, desde hace cuando menos dos siglos, y no solo es opinar o dar cartas de buena conducta, como si ellos fuesen los jueces, ‘el gobierno del Mundo’, sino eh… intervenir militarmente a países con gobiernos no sometidos a los intereses del gobierno de Estados Unidos. Esa es la historia”, dijo el presidente mexicano esta mañana y agregó:
“Ellos antes ponían y quitaban presidentes a su antojo, esa es la historia de los pueblos de América Latina, bueno, nuestra historia, dos veces nos invadieron. En una ocasión, pues se quedaron con más de la mitad de nuestro territorio inventando eh… una falta de pagos…”
Lo anterior fue expresado por López Obrador en su Mañanera a unas horas de que Joe Biden anunciara un ambicioso plan que permitirá la naturalización de cientos de miles de inmigrantes que actualmente viven en Estados Unidos sin estatus legal.
La iniciativa permitirá que cónyuges de ciudadanos estadounidenses, que no tengan estatus legal, soliciten la residencia permanente y, a largo plazo, la naturalización. Se estima que la medida podría beneficiar a casi medio millón de inmigrantes. Biden subrayó la vigencia de los valores representados por la Estatua de la Libertad, insistiendo en que es posible combinar una política migratoria inclusiva con la protección de las fronteras, destaca la prensa.
Pero a don Andrés parece preocuparle mucho más que los problemas de los migrantes, el que instancias como el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM o la DEA critiquen su controvertida reforma al Poder Judicial. Que nadie se inmiscuya en su proyecto de liquidar al Poder Judicial de la Federación o más específicamente, ponerlo al servicio de lo que se perfila como los sectores del partido oficial con miras a la hegemonía absoluta.
La forma grotesca de reclamarle a esas instituciones que “se metan en lo que no les importa” refleja -aparte del mal gusto- el grado de compromiso y urgencia que tiene don Andrés de dejarle planchada a su sucesora la nueva estructura del movimiento de “regeneración nacional”.
A la vieja usanza del PRI, de donde emergen los cuadros más destacados de Morena, para empezar el propio Presidente López Obrador, que contaba con sus sectores Obrero, Campesino y Popular, AMLO proyecta dejar bien afianzados, antes de irse, a sus sectores: el Poder Legislativo amordazado con una disciplina cuasimilitar; el Poder Judicial, invadido y controlado por los abogados de los narcos y criminales de cuello blanco mediante la trampa de la elección popular de jueces, magistrados y ministros; y el sector castrense, apoderado de cada vez más sectores de la economía y dominando por completo las áreas de seguridad interna y externa de México.
No. AMLO no pretende liquidar al Poder Judicial, quiere dominarlo mediante el mecanismo de reconvertirlo en instancia “representativa” -como los otros poderes-, para entregarlo a los delincuentes, de cuello blanco y negro, pasando por todos los tonos imaginables de grises.
Si Claudia Sheinbaum o la Corte no paran en seco ese golpe de Estado en ciernes, ambas heredarán un país destruido por completo en sus instituciones democráticas y dominado a plenitud por criminales. Un pueblo que ya no siendo apabullado ideológicamente con técnicas a todas luces goebbelianas, como las que puso en práctica AMLO en sus más de mil Mañaneras, difícilmente aceptará ese miserable destino, y no habrá reparto de programas sociales que lo contenga.
Una vez que las mayorías domesticadas por la narrativa embustera de López Obrador han hablado en las urnas, me repito, solo Claudia o la Corte podrán impedir el desastre que se avecina. Por eso hay que cerrar filas con la nueva mandataria, en espera de que reaccione a tiempo y se deshaga de la nefasta tutela y ansias de dictador de su maestro y benefactor.
Bolivia es el único país del mundo que se ha aventurado en el proyecto de partidizar la justicia mediante la elección popular de jueces y magistrados. El expresidente boliviano, Eduardo Rodríguez, le relata a Carmen Aristegui cómo ahora los bolivianos tratan de revertir esa desafortunada experiencia.