sábado, septiembre 7

Alito se sale con la suya. Asume el rol de primer priista de la nación. Al GRANO. Por Jesús López S.

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El dirigente asegura reelección en el PRI hasta 2032 pese a críticas internas y ausencia de líderes

Este domingo, Alejandro Moreno Cárdenas, apodado “Alito”, logró la aprobación de una reforma estatutaria que le permitirá seguir al frente del PRI hasta 2032, centralizando en su figura las decisiones clave del partido. En ausencia de un presidente priista de la República, el campechano se autoproclama, con la votación a mano alzada de sus incondicionales del Consejo Político Nacional, como el líder absoluto que disputará la Presidencia en el 2030.

La reforma se consumó a pesar de la notable ausencia de los dos gobernadores priistas restantes y de figuras veteranas y organizaciones tradicionales del partido, como la CTM. El vacío se hizo más notorio por otras ausencias: los cuadros relevantes que han sido expulsados o han desertado para refugiarse en el bloque hegemónico actual, representado por Morena y sus aliados.

Bernando Barranco y Ana Lilia Herrera

Bernardo Barranco entrevista a Ana Lilia Herrera

Me llamó mucho la atención la entrevista que el director de Radio y TV Mexiquense le hizo a la lideresa del PRI estatal, Ana Lilia Herrera Anzaldo, en su programa El Hilo Negro, pue se nota un tanto meloso e incluso asintiendo en algunas de las críticas que la priista emitía contra la 4té, movimiento respecto del cual el talentoso sociólogo se ha comportado como un férreo defensor en otras oportunidades.

Ante la andanada de vaticinios luctuosos alrededor del PRI, al que casi nadie le concede la posibilidad de sobrevivencia después de este manotazo autoritario de su dirigente nacional, la narrativa de Ana Lilia, una priista de hueso colorado muy combativa, es por demás optimista e incluso se congratula de que “los malos priistas”, como sus antiguos camaradas Alfredo del Mazo Maza y Alejandra del Moral, o incluso su padrino político Eruviel Ávila, hayan abandonado o fueran corridos del tricolor.

Alito Moreno hizo un llamado a la unidad y a la defensa del partido frente al gobierno actual y el próximo de Claudia Sheinbaum, tono en el que Ana Lilia Herrera coincide plenamente, lo que deja fuera de lugar la excesiva amabilidad y complacencia del director del Sistema Mexiquense de Medios Públicos. En su discurso, Alito prometió exigir cuentas y transparencia, y apostó por nuevas causas como la inclusión de mujeres, jóvenes y la diversidad sexual.

La mayoría de los analistas serios coinciden en que el PRI ha sido puesto al servicio de Morena con la dirigencia de Alito, y ya nadie duda, hasta los propios priistas lo reconocen, que Alfredo del Mazo (igual que otros gobernadores tricolores en busca de impunidad) cedió graciosamente la plaza mediante la farsa de una “sana distancia” en presunto abono a las leyes electorales respecto de la candidata que, por cierto, él mismo impuso, en agravio de esas mismas leyes, a despecho de los planes de Alito, quien quería imponer a Ana Lilia para disputarle la gubernatura a Delfina Gómez.

Así que, al menos en el Estado de México, parece haber una confusión en el Gobierno de doña Delfina, porque su gente de comunicación no parece distinguir entre los priistas traidores que abandonaron el barco para sumarse a Morena y los que pretenden refundarlo para hacerle la competencia.

Ana Lilia Herrera

Ana Lilia Herrera confía en el renacimiento del PRI

Ana Lilia se nota muy echada pa’delante con la convicción de que, como el ave fénix, el PRI volverá a renacer de sus cenizas, como en otras ocasiones lo ha hecho, dijo sonriente. Después del 2000 ya nadie daba un veinte por nosotros -alega-, y doce años después, reconquistamos la Presidencia.

La reforma de Alito, en conclusión, marca un hito en la historia del PRI, fundado en 1929, centralizando poderes y decisiones en un solo liderazgo, mientras enfrenta un futuro incierto y críticas sobre su dirección y métodos. Pero hay que considerar, como bien argumenta Herrera Anzaldo en la entrevista referida, que ese mismo liderazgo absoluto lo ha ejercido también López Obrador en su movimiento durante décadas y nadie lo critica por eso.

Le faltó decir a Ana Lilia que no solo no se le critica, sino que se le adora como si fuese un Dios y multitudes sueñan con que se mantenga en el poder en una suerte de neomaximato.

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