miércoles, febrero 12

El paroxismo conservador de AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Erige el mandatario a los 5 más ricos de México como una suerte de “jueces de la sobrerrepresentación”

El todavía Presidente López Obrador nos sorprendió esta mañana con lo que él presentó como si se tratara de un espectacular anuncio: invitar a los 5 personajes más ricos del país –según la revista Forbes— a dar su opinión –que don Andrés debe suponer “experta”– sobre el controvertido asunto de la sobrerrepresentación en el Congreso, a fin de perpetrar un asalto a nuestra Constitución, consistente en regalarle el Poder Judicial a los abogados de los empresarios, narcos y burócratas de Morena; imponer la militarización permanente de la Guardia Nacional; y desaparecer a los legisladores plurinominales, entre otras iniciativas de “menor calado”, algunas de ellas positivas.

¿Magnates de México decidirán la sobrerrepresentación en el Congreso?

¿Magnates de México decidirán la sobrerrepresentación en el Congreso?

Don Andrés, con todo respeto, parece ser víctima de un síndrome que ha aquejado, desgraciadamente, a todos o casi todos los presidentes latinoamericanos “de izquierda” o “progresistas”, que una vez realizada la indudable hazaña de doblegar en las urnas a añejas dictaduras de derecha que torcieron la ley hasta el grado de cometer fraudes electorales ostensibles, parecen engolosinarse y someten a sus constituciones a iniciativas tendientes a perpetuar su “movimiento” en detrimento de los más elementales principios democráticos.

La justificación para tal conducta apunta a la convicción de que las instituciones son más allá de perfectibles, prescindibles, en aras de una meta que consideran “superior” en el marco de sus propias convicciones sobre “el bienestar del pueblo”.

AMLO en campaña

AMLO en campaña

Ha repetido don Andrés hasta la náusea en su Mañanera las raíces etimológicas de la palabra democracia: Demos-pueblo y Kratos-poder. De ese recuerdo simple de sus clases de Etimología en la preparatoria, este luchador social que no oculta su desprecio por la academia –que tantos dolores de cabeza le hizo sufrir, según dicen, en su prolongada estancia universitaria– ha ido construyendo en su ejercicio presidencial, a fuerza de su enorme popularidad, una serie de peligrosos prejuicios sobre dejar el poder absoluto en manos de lo que él considera “el pueblo bueno y sabio”, es decir, del conglomerado social originario –ciertamente olvidado y explotado por los gobiernos prianistas– que no ha sido “contaminado” por las patrañas neoliberales de los conquistadores.

Al sugerir que personajes como Carlos Slim o Ricardo Salinas Pliego, empresarios beneficiados y probablemente prestanombres de las privatizaciones del Innombrable, que el propio AMLO ha calificado como “la mafia del poder”, o peor aún, el implacable verdugo de nuestro medio ambiente, Germán “Diarrea”, puedan tener algo relevante que decir en el sesudo debate sobre el peso que debe guardar la proporcionalidad democrática respecto de la gobernabilidad mayoritaria, don Andrés exhibe la verdadera cruz de su parroquia, y su reiterado desprecio por la cultura jurídica y la expertiz académica.

Ricardo Salinas, robo del 21% de curules

Ricardo Salinas, robo del 21% de curules

Por encima de ese debate que hombres y mujeres de bien en el mundo entero han sostenido por su genuina preocupación de hacer una realidad el sueño democrático, debate que, por ejemplo, en Alemania, ha dado origen al más puro sistema de proporcionalidad absoluta entre la votación alcanzada en la urnas y el número de curules en el Congreso, López Obrador trata de imponer una democracia salvaje –incluso sobornando a los miembros del Tribunal Electoral con prolongar su estancia en el cargo–, en donde las minorías son borradas del Poder Legislativo, sometido por completo al Ejecutivo y, como corolario típicamente andresino, sin un contrapeso en el Poder Judicial, al que no se ha cansado de tildar de corrupto, como si en el Ejecutivo y el Legislativo no tronaran ¡y fuerte! los chicharrones de la corrupción.

AMLO sobre el control del Poder Judicial y el Legislativo

AMLO sobre el control del Poder Judicial y el Legislativo

Obsequiar todos los puestos de jueces, magistrados y hasta ministros de la Corte a los abogados de los poderosos, a través de la implacable labor de mapaches electoreros –antes los comisionados del SNTE y ahora los servidores de la nación–, equivaldría a que el Poder Judicial, invocando corrupción, le fincara al Presidente y a todos su gabinete así como al Poder Legislativo en pleno, un juicio político que los destituyera del cargo, facultad que los ministros de la Corte prefieren cambiar por un paro ridículo de labores como si se tratara de trabajadores desamparados.

Entonces sí que el Presidente y sus incondicionales estarían gritando que se trata de un golpe de Estado.

El artículo titulado México coquetea con la dictadura” de la periodista Mary Anastasia O’ Grady publicado por el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) denuncia que dictaduras como las de Venezuela, Bolivia y Nicaragua se originaron a través de líderes que llegaron al poder por medio de su popularidad, lo que trajo como consecuencia que eliminaran los controles institucionales que limitaban su poder, situación que parece repetirse en México.

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