El legado económico de AMLO: Crecimiento estancado y oportunidades perdidas
Según Enrique Quintana, sin AMLO, el valor actual del PIB mexicano sería superior en 2.3 billones de pesos
Por Jesús López Segura
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será recordada no solo por su estilo confrontativo y su enfoque populista, sino también por sus cifras económicas, las cuales revelan un crecimiento significativamente bajo en comparación con las últimas tres décadas. El promedio de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante su sexenio ha sido de un 0.9%, lo que representa el peor desempeño desde la administración de Miguel de la Madrid (1982-1988), cuando México enfrentó una crisis económica y nulo crecimiento.
El contraste con las administraciones previas es notable. El crecimiento durante los sexenios de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox fue de 1.9%, 1.5% y 1.8%, respectivamente. Estos resultados dejan claro que, a pesar de las promesas de AMLO de un crecimiento sostenido del 4% basado en la lucha contra la corrupción y la inversión pública, la realidad ha sido distinta.
El impacto de la pandemia de COVID-19 no puede ser ignorado. Durante 2020, la economía mexicana se contrajo un 8.4%, una de las caídas más severas en la historia reciente del país. Sin embargo, otros factores internos influyeron en la desaceleración del crecimiento económico, como la decisión de cancelar proyectos clave como el aeropuerto de Texcoco o la planta de Constellation Brands en Mexicali. Estas decisiones enviaron señales negativas a los inversionistas y exacerbaron la incertidumbre económica.
En términos de oportunidades perdidas, la narrativa se vuelve más crítica cuando se consideran las comparaciones internacionales. Durante el sexenio de López Obrador, la economía de Estados Unidos, el principal socio comercial de México creció un 13.8%, lo que refleja una diferencia de 8.8 puntos porcentuales con el crecimiento mexicano. En administraciones anteriores, la brecha entre el crecimiento de ambas economías fue mucho menor, e incluso durante el sexenio de Felipe Calderón, México creció más que Estados Unidos en un 2.4%.
El economista Enrique Quintana ha señalado que si la tendencia de crecimiento económico de los periodos 2000-2018 se hubiera mantenido, el valor actual del PIB mexicano sería superior en aproximadamente 2.3 billones de pesos. Esta diferencia se puede atribuir, en gran parte, a las políticas económicas implementadas por la administración de AMLO, que no han sido efectivas en impulsar el crecimiento. Proyectos cancelados y decisiones mal calculadas.
Además, la falta de políticas de apoyo al sector privado, especialmente durante la pandemia, exacerbó la crisis económica. Mientras otros países implementaron estímulos fiscales, México optó por una postura más austera, lo que llevó a una lenta recuperación y a un bajo dinamismo económico. A pesar de la recuperación en 2021 y 2022, con crecimientos del 6.0% y 3.7% respectivamente, el desempeño general del sexenio sigue siendo modesto.
La oportunidad del nearshoring, un fenómeno que surgió con la reorganización de las cadenas de suministro globales tras la pandemia, parecía ser la salvación para México. Sin embargo, la falta de políticas claras y amigables para atraer inversión extranjera ha dejado al país rezagado frente a otras economías que sí supieron capitalizar esta tendencia.
Para colmo, en México, 50.4 millones de personas, es decir, el 39.1% de la población, no tienen acceso a servicios de salud, según Alida Marcela Gutiérrez Landeros, coordinadora del Coneval. Esta cifra ha aumentado significativamente desde 2018, cuando 20.1 millones carecían de estos servicios (16.2% de la población). La desaparición del Seguro Popular y la creación del Insabi no han logrado resolver esta crisis, y el IMSS Bienestar, que comenzó en mayo de 2023, cubre solo el 0.2% de la población. La pandemia afectó el funcionamiento del Insabi, lo que llevó a un aumento de consultas en farmacias, las cuales no se consideran acceso a salud adecuado. Esta falta de servicios es uno de los seis factores que Coneval utiliza para medir la pobreza multidimensional.