Astillero desenreda la “Operación Estambre”. AL GRANO Por Jesús López
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Se refiere a los hilos de complicidad entre autoridades en Zinacantepec, Edoméx y criminales
“Ayer, muy de mañana (entre 6 y 6:30 am), cuatro personas armadas secuestraron a un representante de comerciantes del poblado de Santa María del Monte, municipio de Zinacantepec, en el Estado de México. Fue en represalia porque los comerciantes no pueden seguir pagando la cuota exigida por el grupo del crimen organizado que con toda impunidad controla ese lugar y sus alrededores”, comenta Julio Hernández López en su famosa columna de La Jornada.
Si Astillero tejiera sus escritos con hilos reales, seguro sería un tapiz fino y ácido, con figuras de políticos de brazos cruzados y criminales de carcajada fácil. Esta vez, nos lleva a Zinacantepec, donde el crimen organizado no solo impone cuotas, sino que hasta inventa chistes: mientras en otros municipios se aplica la “Operación Enjambre”, aquí prefieren la “Operación Estambre”, una metáfora perfecta para los hilos de impunidad que atan a las autoridades con los delincuentes.
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Manuel Vilchis Viveros, actual presidente municipal de Zinacantepec
¿Mil pesos por puesto en el tianguis? ¿Quinientos diarios por manejar taxi? Hasta las fiestas tienen tarifa. La extorsión es descarada y la complicidad, evidente. Los comerciantes no pudieron seguir pagando y el castigo no tardó: secuestro a plena luz de la mañana. La Guardia Nacional llegó tarde, la policía municipal ni vio ni oyó, y la población se refugió en sus casas.
Mientras las denuncias se amontonan y las órdenes de aprehensión duermen el sueño de los justos, Hernández López nos deja una pregunta punzante: ¿y qué harán ahora los gobiernos federal y estatal? Porque entre tanta impunidad, la única certeza es que los delincuentes seguirán cobrando… con o sin recibo oficial.