miércoles, junio 18

Pemex: ¿incompetencia criminal o crimen institucionalizado? AL GRANO. Por Jesús López Segura

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El Departamento de Estado acusa que la paraestatal es cómplice de cárteles y facilitador del huachicol

Mientras el gobierno mexicano presume cruzadas contra el crimen organizado, el Departamento de Estado de EE.UU. expone una realidad mucho más cruda: Pemex no solo está infiltrado por los cárteles, sino que les allana el camino. Según un informe demoledor publicado el 1 de mayo, la petrolera estatal se ha convertido en aliada involuntaria —o deliberadamente pasiva— del saqueo de hidrocarburos, que termina alimentando las arcas de organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación.

El documento (publicado por Proceso) no deja lugar a dudas: el llamado “huachicol” no es un problema de simples ladronzuelos perforando ductos con cubetas, sino una red sofisticada y profundamente enraizada en la estructura misma de Pemex. La corrupción interna permite desde el robo de crudo hasta la complicidad con el secuestro de camiones cisterna y la intimidación de empleados. Todo esto bajo la vista —y el silencio— de una empresa paraestatal que arrastra una deuda superior a los 2 billones de pesos, como se reveló apenas un día antes en su informe financiero de 2025.

El esquema es perversamente simple: el combustible robado se trafica a EE.UU. con ayuda de intermediarios mexicanos asociados directamente con los cárteles. Una vez en territorio estadounidense, el crudo se maquilla como “aceite residual” para esquivar la aduana. Luego, empresas gringas, bien enteradas del origen turbio pero encantadas con el descuento, lo compran y lo colocan en el mercado energético global. Las ganancias regresan a México para seguir engrasando la maquinaria del narco.

Para colmo, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) ya ha sancionado a casi una treintena de entidades mexicanas por operar como brazos financieros del CJNG en el negocio del huachicol. Entre los señalados está Iván Cazarín Molina, alias El Tanque, quien no dirige una refinería, pero casi.

Todo esto mientras Pemex, el símbolo del “patrimonio nacional”, no solo no da resultados, sino que se hunde en deudas y pérdidas como si de un pozo sin fondo se tratara. La pregunta es inevitable: ¿incompetencia criminal o crimen institucionalizado? En cualquier caso, los números no mienten: miles de millones de dólares perdidos y un Estado que parece más cómodo tolerando el saqueo que enfrentándolo.

¿Hasta cuándo se va a seguir financiando a los cárteles con recursos públicos y gasolina robada?

 

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