Salida exprés a la crisis en la UAEMéx. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Martha Patricia Zarza parece volar en enjambre de hacienda, pero nada está escrito
En un intento por sofocar la crisis universitaria que se desbordó por la torpeza política de la Secretaría General de Gobierno del Estado de México y la injerencia del Congreso local dominado por Morena, el H. Consejo Universitario de la UAEMéx aprobó reanudar el proceso de elección de Rectora. La medida busca dar salida al conflicto generado por el anterior rector, quien, violentando todas las formas tradicionales del proceso sucesorio, respaldó de manera escandalosa a una de las candidatas, y no precisamente por sus virtudes académicas.
Esta reforma, disfrazada de modernización democrática, implica en realidad un empoderamiento exprés del estudiantado —el sector más numeroso y fácilmente movilizable— para legitimar un proceso que fue mal conducido desde el inicio. Todo esto, a contracorriente de la postura de la gobernadora Delfina Gómez, quien, con sensatez, optó por mantenerse al margen y respetar la autonomía universitaria, permitiendo que fuera la propia comunidad la que redefiniera sus reglas del juego.
La votación se celebrará el 15 de julio en modalidad presencial o electrónica, mediante Comités Electorales Internos con mayoría estudiantil, integrados en proporción de dos estudiantes por cada académico o administrativo. El proceso culminará el 17 de julio con la toma de protesta de la nueva Rectora, en una sesión donde la apariencia de participación plural podría ocultar, en los hechos, una maniobra de control político a través del llamado “enjambre estudiantil unificado“.
Así, con el voto estudiantil como eje de legitimación (y ponderado al doble que los otros sectores), se pretende apagar el incendio institucional sin ceder el poder a sectores tradicionalmente más críticos o independientes, como el profesorado. Una salida rápida y eficaz, sí, pero no exenta de riesgos para la autonomía y la excelencia académica de la UAEMéx, conceptos que desprecian los analistas a sueldo.
Con la salida de la candidata de la discordia, Eréndira Fierro —quien, hay que reconocerlo, actuó con mayor dignidad y amor a la institución que su patrocinador, el exrector Carlos Eduardo Barrera— el conflicto, que lleva ya más de dos meses, bien podría haberse dado por concluido. Sin embargo, quienes lo promovieron desde fuera, empoderando artificialmente al estudiantado, van por más: tienen la consigna de López Obrador de apropiarse no solo del jugoso presupuesto universitario, como sugieren algunos, sino también del diseño curricular, con la intención de “revertir el proceso de derechización” que, según el propio exmandatario, padecieron las universidades públicas durante la etapa neoliberal.
Una salida racional —como ya apuntan algunos medios locales alineados con la narrativa oficial— sería continuar con la votación conforme a lo anunciado y respetar el resultado contra viento y marea. En mi modesta opinión, la candidata mejor posicionada, no solo por sus capacidades indiscutibles sino por representar fielmente la consigna obradorista de reencauzar la pluralidad académica, es Martha Patricia Zaraza Delgado, dicho esto sin demeritar las destacadas cualidades humanas y académicas de las demás aspirantes, entre las cuales cualquiera podría dar la sorpresa. Ya veremos.