Y la ganadora es… por aplastante mayoría: ¡Patricia Zarza! AL GRANO. Por Jesús López Segura

Patricia Zarza
Solo uno de cada 5 estudiantes de la UAEMex se interesó en participar en la votación para Rectora
Desde el arranque del inédito proceso de elección de rectora en la UAEMéx, hubo quienes se dedicaron a golpear mediáticamente a Martha Patricia Zarza Delgado por los presuntos pecados de su hermana Luz María. Hoy, esos mismos detractores entonan loas a la nueva rectora con el fervor típico de los mercenarios de la prensa, cuya presencia, por cierto, se ha multiplicado recientemente.
El encargado del despacho de la Rectoría, Isidro Rogel Fajardo, dio a conocer los resultados por sectores de la jornada electoral, que se distribuyeron de la siguiente manera: Sector estudiantil, 20% de participación. Sector académico, 54%. Sector administrativo, 88%.
A simple vista, parecería que los trabajadores administrativos —y no los estudiantes, como se preveía— fueron quienes definieron el rumbo de la Universidad para los próximos cuatro años. Pero la realidad es más compleja. La reciente reforma estatutaria, que convirtió a la UAEMex en la primera universidad tipo “Montessori” de la que se tenga registro, incorporó a los estudiantes de nivel medio superior en la noble tarea “democrática” de elegir rector.
No hace falta ser un genio para entender que, en general —con honrosas excepciones— los estudiantes tienden a preferir a los docentes más “barcos”, antes que a los más exigentes y preparados. El razonamiento suele ser sencillo: “ya habrá tiempo para aprender”.

Según cifras citadas por la periodista Veneranda Mendoza (Proceso), la UAEMéx cuenta con una matrícula cercana a los 88 mil estudiantes, poco más de 7 mil catedráticos e investigadores, y alrededor de 5 mil trabajadores administrativos. Si solo el 20% del alumnado participó en la elección, estamos hablando de unos 17,600 votantes estudiantiles, frente a aproximadamente 3,780 académicos (54% de 7 mil) y 4,400 administrativos (88% de 5 mil).
Sin restar méritos al triunfo de la doctora en Ciencias Sociales, diseñadora y arquitecta Martha Patricia Zarza —cuya formación me parece impecable y cuya elección, por cierto, no debe ser empañada por los errores de ningún familiar—, sí considero un grave error haber empoderado de esta manera al sector estudiantil, en detrimento del magisterio e investigación universitaria. Ese desequilibrio, impulsado desde instancias externas a la universidad —por más que hoy intenten lavarse las manos— compromete la esencia misma de la autonomía universitaria.
¿Por qué es tan importante preservar la autonomía?
Porque la universidad debe ser un oasis dentro del caos social: un espacio donde se cultiven la ciencia, el arte y el conocimiento que ha producido la humanidad en sus momentos más lúcidos. Y ese espacio debe estar bajo la custodia de las mentes más brillantes, que rara vez son quienes triunfan en procesos dominados por la publicidad y la manipulación de mercado, tan propias de las democracias de consumo como la nuestra.
No es este el caso de la doctora Zarza, reitero. Pero quienes aman y respetan a su alma máter no quieren ver, en el futuro, a politiquillos oportunistas —maestros en el acarreo y la coacción electoral— hacerse de la rectoría por las mismas triquiñuelas que es lo único que dominan a nivel de doctorado. Ahí está, como ejemplo, el reciente perfeccionamiento de la técnica del “acordeón” en las elecciones judiciales.

Lo que exigimos es simple: que la universidad, guiada por sus mejores maestros, investigadores y estudiantes —los más comprometidos y brillantes—, siga siendo ese espacio privilegiado al que puedan aspirar nuestros hijos y nietos, con la garantía de que ahí encontrarán una formación sustentada en el conocimiento, la ética y las más altas aspiraciones humanas.
¿Es eso mucho pedir?





