¿Un episodio más de “La vida de las abejas”, libro de Maurice Maeterlinck?

Un grupo presuntamente perteneciente a la “Colmena Universitaria” desalojó por la fuerza a integrantes del Enjambre Estudiantil Unificado de la llamada “Casa del Estudiante” y de otras instalaciones tomadas en el plantel central. Pero luego los estudiantes volvieron a entrar. La Colmena se deslindó.

No hay mucho que decir sobre el nuevo capítulo del más absurdo conflicto universitario del que se tenga memoria, originado por una protesta estudiantil –enteramente razonable– respaldada también por sectores académicos y administrativos, inconformes con el burdo intento de imposición del rector Barrera Díaz en el proceso de sucesión del cargo.

Desde la oportuna, institucional y encomiable renuncia de Eréndira Fierro, el conflicto debió haber terminado, dando paso a la continuidad del proceso sucesorio que, si bien ya había sido sesgado en favor de la candidata del exrector, aún era perfectamente rescatable con las modificaciones pertinentes para garantizar un mínimo de equidad.

Pero como hay manos externas —desde el Congreso mexiquense y otras instancias controladas por la Secretaría General de Gobierno— empecinadas en manipular a los alumnos (incluidos los muchachitos de preparatoria) con el propósito de legislar en contra de la autonomía universitaria —concepto que les provoca un molesto prurito burocrático en el contexto de su convencimiento absoluto de que, como máxima autoridad, deben meterle mano a todo—, han creado un pequeño monstruo muy difícil de controlar.

El resultado: los aguijones se disparan por doquier. Zánganos porriles, disfrazados de soldados de la Colmena Universitaria, decidieron (o más bien los enviaron a) enfrentar a los circunspectos miembros del Enjambre Estudiantil dizque “unificado”, que ya estaban a punto de dialogar con la Abeja Reina, para desalojar el panal, es decir, el edificio de la Rectoría, al que ahora llaman “la Casa del Estudiante”.

La muy respetable académica Martha Patricia Zarza —quien al parecer se sacó la rifa del tigre, o más bien, de las abejas africanas— tuvo que salir a la palestra a explicar que ella es completamente ajena a ese evento típicamente porril.