sábado, julio 27

El nuevo “amasiato” es entre Peña y Trump: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Prepara el führer norteamericano sus perros de la guerra

https://youtu.be/HyElXNXd85M

 

Para quienes nos preguntábamos cuál había sido el objetivo específico de la reciente visita de Jared Kushner, el yerno consentido de América, a Los Pinos, la respuesta no tardó mucho en mostrar su deforme y preocupante rostro.

Luego del altercado telefónico que culminó con la furia del Führer norteamericano, desatada por la sugerencia de Enrique Peña de que “reconociera públicamente que México no pagaría el muro” -aunque en lo obscurito se pactara otra cosa-, parece que Jared ya convenció a su suegro del riesgo inminente de que llegue a la presidencia mexicana un “populista”.

Luego del ¿are you crazy? y de la cancelación de la programada visita de Trump a Los Pinos, Jared -el entrañable amigou de Videgaray– vino a componer las cosas. El “loco” Peña es ahora, en la visión del Führer, un “terrific guy“, un estupendo negociador que ama a su pueblo entrañablemente y por eso quiere salvarlo de que algún “bad hombre” se haga de la Presidencia de la República. Ahora resulta que el Tratado de Libre Comercio podría firmarse en un mes a satisfacción plena de un Trump perfectamente capaz de manejarlo con otro presidente si no se le conceden sus caprichos.

“El loco” está ahora muy relajado. Recuperó la “cordura”. Se firmará un acuerdo exactamente como lo quiere Trump quien jamás daría su brazo a torcer. El muro lo pagará México y su yerno ya le explicó a Trump que se hará de forma muy discreta. Que Hacienda tiene mecanismos para la transferencia de cuantiosas cantidades sin que nadie, ni la Auditoría Superior de la Nación, ni la Secretaría de la Ficción Pública, ni la PGR, ni nadie le toque un pelo. Que algunos capos del narcotráfico están deseosos de contribuir con efectivo para evitar que llegue al poder alguien que pudiera alterar el statu quo de una “guerra contra el narco” que tanto les beneficia.

Por eso al Presidente Peña se le ve ahora tan contento y dicharachero ante su Corte. Por eso bromea en Veracruz sobre quién es el único candidato que reúne los requisitos de “honradez, experiencia, honorabilidad y la confianza de que llevará a México por un rumbo de estabilidad y de orden”. Por eso se burla de las sanciones que pudiera propinarle el INE por andar haciendo propaganda “Meadiática” y deshonrando su demagógica promesa de abstenerse de participar en el proceso. Ese ofrecimiento falso que tanto le había agradado a López Obrador.

La suerte parece estar echada. Luego de asustarnos con el petate del muerto de una “intervención rusa” en favor de Andrés Manuelovich, los mexicanos tenemos garantizada una intervención de la CIA en nuestro proceso. Trump sabe ahora que si gana López Obrador, México no pagará el muro y ése es un lujo que él no puede darse.

Trump prepara a sus perros de la guerra. Ha despedido a todos los funcionarios que podrían haberle significado un obstáculo para sus planes bélicos. Quiere establecer bases militares en la Luna y en Marte. Anhela que el espacio exterior sea, como la tierra, mar y aire, un espacio para la guerra. Y lo dice abiertamente.

Ya tiene el moderno Hitler un aliado incondicional para convertir su patio trasero en un cómodo patio de servicio. Ya impuso a profesionales de la tortura en el departamento de Estado y en la CIA. Su gabinete se parece al fin a lo que él había soñado cuando decidió asaltar la presidencia de los Estados Unidos.

Si esta hipótesis que planteo se aproxima aunque sea marginalmente a la realidad, estaríamos frente a un caso evidente de traición a la patria y todos los mexicanos de bien, entre los que podrían destacar José Antonio Meade,  Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, tendríamos que superar nuestras diferencias, no importa si éramos buenos o malos, ricos o pobres, decentes o ladrones, verdes o azules, poniendo por encima de todo nuestro amor a México para unirnos en una gran alianza nacional. La Patria es primero.

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