Segunda entrega de capos a EU. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

EU recibe 26 criminales entre ellos La Tuta y el Cuini, pero a ninguno de los políticos que los protegieron
WASHINGTON.– Con toda la pompa de un operativo “histórico”, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que “tomó bajo custodia” a 26 criminales de alto perfil expulsados de México, encabezados por Abigael González Valencia, “El Cuini”, cuñado de “El Mencho”, y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, exlíder de Los Templarios.
La lista incluye jefes y operadores de cárteles como el Jalisco Nueva Generación, el de Sinaloa, el del Noroeste —antes Los Zetas— y otras organizaciones, acusados de delitos que van desde el trasiego masivo de cocaína, metanfetaminas, fentanilo y heroína, hasta secuestro, homicidio de agentes federales estadounidenses, tráfico de personas y lavado de dinero.
Es la segunda tanda de criminales que el gobierno de Claudia Sheinbaum expulsa a Estados Unidos en lo que va del año; la primera, en febrero, incluyó nombres tan resonantes como Rafael Caro Quintero y Vicente Carrillo Fuentes. En ambos casos, la narrativa oficial ha sido la misma: cooperación binacional ejemplar contra el crimen organizado. Sin embargo, en el trasfondo persiste una pregunta incómoda: ¿cuándo veremos en la lista a los funcionarios y exfuncionarios que hicieron posibles las carreras delictivas de estos capos?
El momento no es menor. Esta nueva entrega se produce a pocos días de que The New York Times revelara que el presidente Donald Trump ordenó al Pentágono preparar un plan para atacar a cárteles mexicanos, etiquetados como organizaciones terroristas, incluso en aguas y territorios internacionales. Washington no ha desmentido la información, y la procuradora general Pam Bondi aprovechó la coyuntura para elogiar “los históricos esfuerzos” de Trump y agradecer “la colaboración del equipo de seguridad nacional de México”.
Entre los expulsados, además de “El Cuini” y “La Tuta”, figuran operadores de “Los Chapitos” y del Cártel de Tijuana, así como el traficante de personas Abdul Karim Conteh, único de la lista que, de ser condenado, recibiría una pena menor a la cadena perpetua. El resto enfrenta la posibilidad de la pena capital, una amenaza que, más que castigo, funciona como herramienta de negociación para obtener cooperación de los detenidos.
El intercambio de capos entre México y Estados Unidos seguirá siendo presentado como un éxito de la cooperación en materia de seguridad. Pero para muchos, mientras no se rompa el pacto de impunidad que protege a los cómplices políticos, el espectáculo seguirá incompleto: una galería de criminales sin sus verdaderos patrocinadores desde los más altos cargos de Gobierno.