Sheinbaum, cómplice de AMLO en la destrucción de la democracia: Zedillo. AL GRANO. Por Jesús López

Calderón acusa a Morena de encabezar un narcoestado, olvidándose por completo de García Luna
El expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, aquel tecnócrata que remató la privatización del país y nos arruinó con el Fobaproa, vuelve al escenario público, pero no para pedir perdón, sino para lanzar un epitafio: “La joven democracia mexicana ha muerto”. Y lo hace con un dedo acusador que apunta directamente a Claudia Sheinbaum Pardo, la presidenta que —explica— ha continuado con entusiasmo la obra destructiva de su mentor, Andrés Manuel López Obrador.
En entrevista con el diario español El Mundo, Zedillo sostiene que Sheinbaum ha sido cómplice activa de la demolición institucional iniciada por su antecesor: la entrega del Poder Judicial al voto popular (con acordeón incluido), la militarización plena de la seguridad pública, la supresión de organismos autónomos y la desaparición de contrapesos reales. En resumen, un retorno al autoritarismo, pero sin la eficacia ni la estabilidad del viejo PRI.
“El drama es que Morena ha copiado lo peor del PRI, y nada de lo bueno”, resume Zedillo, con una frase que, viniendo de un expresidente priista, suena tanto a autocrítica como a condena final del régimen actual.
Y no le falta razón. López Obrador y Sheinbaum han refinado el viejo sueño del partido único, con el Congreso, los tribunales y las legislaturas locales rendidos a sus designios. La Suprema Corte, dice Zedillo, ha sido “suprimida a efectos prácticos”, y las reformas constitucionales ya no enfrentan ningún dique institucional. “Es un caso de autoritarismo único en el mundo”, sentencia.
Lo irónico es que quien lo dice es el mismo hombre que en 1995 impuso un rescate bancario que hipotecó a generaciones enteras y pavimentó la desigualdad que hoy sostiene a Morena en el poder. Pero, aun así, su diagnóstico sobre la deriva autocrática del lopezobradorismo resulta innegable.
Quien fuera impuesto luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, recuerda con nostalgia al PRI de los grandes proyectos nacionales, el de la seguridad social, la industrialización y la estabilidad económica. Y contrasta esa etapa con el dispendio delirante del Tren Maya, Dos Bocas o la destrucción del aeropuerto de Texcoco, decisiones que —según dijo— revelan un poder guiado por el capricho y la corrupción.
“Han terminado con la independencia judicial”, denuncia. Pero podría agregar que también terminaron con la ficción del cambio democrático que él mismo ayudó a construir.
En el fondo, lo que Zedillo lamenta no es sólo el regreso del autoritarismo, sino su vulgarización. El viejo PRI, dice, tenía un proyecto; el nuevo, disfrazado de izquierda, sólo tiene un caudillo y una cómplice.
Por su parte, el expresidente panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (Noroña dixit) también trata de sacudirse el polvo con sus amigos españoles para despotricar contra el morenismo por sus presuntos nexos con los narcos y reivindicar, lastimosamente, su guerra contra ellos, ignorando por completo, como de costumbre, el vergonzoso papel de su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, hoy preso en los Estados Unidos precisamente por su relación con los narcotraficantes. Patético.





