La Tremenda Corte hace otra vez de las suyas: avala militarización de la Seguridad Pública
El acuerdo emitido en mayo de 2020 por el Ejecutivo federal “no viola la Constitución”, dicen
Por Jesús López Segura
Con argumentos leguleyos típicos que el propio Andrés Manuel López suele descalificar, la mayoría de los ministros de la Corte se hizo de la vista gorda ante el hecho consumado de que el decretazo original del Presidente para autorizar la participación acotada, temporal, emergente (y toda la bola de adjetivos que impusieron para dar la apariencia de que la medida no se perpetuaría) de los militares en la Seguridad Pública, fue recientemente violado por su propio autor, empecinado en militarizar, de forma permanente, no solo la Seguridad Pública, sino muchos órdenes de la antes vida civil de la Nación.
Me explico. Muy cuidadosos en los adjetivos que usaron para fingir que la militarización de la Seguridad Pública estaría acotada en el tiempo y por el carácter civil de sus mandos, en tanto se creaba una Guardia Nacional (civil, como marca la Constitución) que ya no hiciera necesario el apoyo temporal de los militares y marinos, ante la emergencia nacional de inseguridad, su propio autor desconoció su compromiso de formar en su sexenio esa corporación civil y presionó por todos los medios para que el Congreso aprobara, constitucionalmente, la permanencia de esa militarización más allá de su propio sexenio, hasta el 2028.
Éste hecho incuestionable era conocido por los Ministros que votaron ayer por declarar como constitucional un decreto (el que militarizaba la Seguridad Pública hasta el fin del mandato de López Obrador, 2024) que ahora todo el mundo sabe -menos esos ministros de marras- era una celada para perpetuar la militarización, ahora ya plasmada constitucionalmente hasta el 2028.
El ministro Zaldívar, que había logrado alcanzar una buena imagen de independencia y racionalidad, perdió todo su prestigio ayer, quizá por miedo a las tremendas consecuencias que hubiera tenido declarar inconstitucional el decreto por el que se militarizó la Seguridad Pública durante el gobierno de un hombre que había prometido devolver a los militares a sus cuarteles y que, ahora, ya logró imponer, con negociaciones inconfesables con el corruptísmo Alito, la militarización más allá de su sexenio. ¡Menos mal que no son iguales!