AMLO, ¿delirante y al borde de la locura? LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura
¿Se trata de un mentiroso profesional? No lo creo. Parece un hombre convencido de sus fantasías
Cuando un personaje público da tantas muestras, durante tanto tiempo, prácticamente a diario, de estar completamente apartado de la realidad y, al mismo tiempo, hay evidencias demoscópicas concretas de que una gran cantidad de ilusos -o interesados-, lo acompañan fielmente en sus desquiciadas fantasías, entonces resulta terriblemente difícil seguir abrazando el oficio de analista político en un país en donde semejante personaje y sus huestes de seguidores, se erigen como los únicos depositarios de la verdad.
¿De qué sirve documentar las chifladuras de este personaje si ni él, ni sus incondicionales fanáticos escuchan, o cuando lo hacen responden con insultos?
La dizque conferencia de prensa, que estoy como analista obligado a chutarme completita, no es tal, porque cualquier pregunta medianamente relevante, es decir que no vaya inducida para el lucimiento personal del showman, tiene como respuesta inmediata el ataque al medio donde trabaja el periodista, no contra él se aclara invariablemente, sino contra los dueños neoliberales, fifís, corruptos y tales por cuales, rutina seguida por un cambio de tema que puede llevar media hora o más en especulaciones históricas sesgadas que, de tanto repetirse, resultan insoportablemente aburridas, salvo para los ignorantes hipnotizados que han logrado aprenderlas de memoria y eso les dé la sensación de haber adquirido una suerte de sabiduría gratuita.
Nadie de los paleros que calientan las sillas de la Mañanera cuestionó a don Andrés sobre las inauditas burlas, publicadas por Carlos Loret de Mola, de los amigos de sus hijos sobre que el previsible descarrilamiento del Tren Maya -dada la baja calidad de las piedras balasto que le vendieron, a sobreprecio escandaloso, ellos mismos a los militares, sobornando a los inspectores- ya será, en su momento, “otro pedo”.
Nadie le recuerda al Presidente que Ana Gabriela Guevara desvió cientos de millones de pesos en la última de sus múltiples fechorías, documentada nada menos que por la ASF y que el mandatario quedó formalmente de darle seguimiento y puntual atención en unos días, “para evitar que se difame con mentiras a su funcionaria”, pero simplemente no lo hizo.
Cuando él sostiene, como se ve obligado a hacer frecuentemente por desgracia, que las cifras terribles de la inseguridad han bajado, incluidas -en un presunto 20%- las de los homicidios dolosos, siempre respecto de las de sus antecesores, nadie se atreve a mencionarle -excepto el gran periodista y por lo mismo muy bien pagado Jorge Ramos-, que esa apreciación choca contra toda lógica porque su infame récord cuando todavía no termina el sexenio es de 180 mil cadáveres, cifra superior ¡a la suma de los muertos de Calderón y Fox juntos!
Cuando el mandatario trató de responder al espléndido, memorable discurso de la diputada española Cayetana Álvarez, que vino a retratar, con maestría inigualable, frente a jóvenes universitarios poblanos, el populismo vulgar de don Andrés, éste se limitó a fingir no recordar su nombre, como una forma común que adopta para humillar a quienes osan atacar “la investidura y autoridad moral del gran héroe de la izquierda y la democracia internacional verdaderas”. Sus plumas a sueldo se contentan con “descalificar” a la valiente y sesuda diputada, horrorizados con el “argumento” de que es miembro de la nobleza, como si ese hecho fuera denigrante en sí mismo.
Cuando quien prometió a todo México y especialmente a los padres de los alumnos de la escuela rural de Ayotzinapa, desaparecidos y asesinados por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, resolver el caso, acepta públicamente que las autoridades de Guerrero dejaron escapar al policía estatal que le dio un tiro en la cabeza a otro estudiante más y cuestionado al respecto omite mencionar -como un mínimo de decoro le hubiera obligado- que se investigará hasta a la gobernadora Evelyn Salgado, entendemos entonces por qué ha estado protegiendo a los militares, y especialmente al entonces comandante supremo de las fuerzas armadas, “el licenciado Peña Nieto” y por qué insistió tanto en La Mañanera en defender la postulación para gobernador de Guerrero del violador profesional Félix Salgado Macedonio, puesta en escena ilegal y vergonzosa que terminó con la imposición de su inepta hija.
Y así podría continuar indefinidamente con cada tema matutino de don Andrés, pero concluyo con la indignación que me provoca que ante los videos de cómo los criminales empoderados golpean, humillan y terminan por castrar psicológicamente a inermes transportistas de Acapulco, mediante violentísimos bofetones y hasta golpes y palazos, el mandatario mexicano, responsable de brindar seguridad a esa gente -y mucho más cuando a diario repite “su amor por el pueblo humilde”-, se limita a exclamar que los medios “todo lo magnifican”, entonces sí que se me revuelven todas las cóleras del cuerpo invocando no a Pancho Madero, como hace AMLO dos o tres veces al día, sino a Pancho Villa y a todos los verdaderos íconos de la rebelión ante la tiranía.