Las remesas son la principal fuente de divisas de México y el año pasado representaron el 3.4% del PIB

Por Jesús López Segura

Porque al parecer culpar a los migrantes de todos los males del mundo no era suficiente, ahora los congresistas republicanos de Estados Unidos —con el entusiasmo de quien quiere hacer campaña a costa del hambre— han presentado un proyecto de ley que busca gravar con un impuesto del 5% las remesas enviadas por inmigrantes indocumentados.

Sí, ese dinero que miles de familias mexicanas esperan mes con mes para poder comer, pagar la escuela de los hijos o sobrevivir al olvido institucional, ahora podría verse mermado por obra y gracia de legisladores como Jason Smith, promotor del “Único, Grande y Hermoso Proyecto de Ley” (sí, así de sutil es el nombre), presentado en la Cámara de Representantes. Bajo el barniz de una cruzada moral contra los “intereses especiales de la era Biden“, el plan incluye otras joyitas, como más impuestos a las universidades progresistas y el fin de concesiones fiscales a empresas que —oh sorpresa— no encajan con la narrativa trumpista.

El argumento es tan sencillo como brutal: si el dinero no lo gana un ciudadano estadounidense “verificado”, entonces debe pagar por el atrevimiento de ayudar a su familia. Las empresas que manejan remesas serían obligadas a retener ese 5% y entregarlo al Departamento del Tesoro. Para lograrlo, se exigirá que los remitentes comprueben su estatus legal, lo que abre la puerta a un sistema de vigilancia más propio de una distopía que de una economía de libre mercado.

Lo preocupante es que esta medida no es una simple amenaza retórica: las remesas son la principal fuente de divisas de México desde 2015 y el año pasado representaron el 3.4% del PIB. En un país donde los programas sociales apenas rozan la superficie de las necesidades básicas, estos flujos de dinero son un salvavidas para millones. Solo en 2023, México captó el 10% de todas las remesas enviadas en el mundo. Pero ahora, ese salvavidas podría llegar con agujeros, patrocinados por el Congreso estadounidense.

Así, mientras los políticos republicanos se envuelven en la bandera para castigar a los más vulnerables, miles de familias en México y otros países dependen de que cada dólar llegue completo. Porque para ellos no se trata de ideología ni de guerra cultural: se trata de sobrevivir.