miércoles, noviembre 19

Coca-Cola se pasa la ley por el arco del trineo. AL GRANO. Por Jesús López Segura

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Ricardo Moreno rinde pleitesía a las aguas negras del imperialismo gringo, pero se dice de izquierda

En un país donde el azúcar mata más que las balas (lo que es muchísimo decir), Coca-Cola vuelve a apoderarse de la Navidad, como si las leyes fueran solo adornos de temporada. La empresa desfilará por todo México con sus caravanas de osos polares, renos y Santa Claus, el mismo viejo barbón que, según la Ley General de Salud, no puede usarse para promover bebidas azucaradas.

Pero a la refresquera, y por lo visto al alcalde morenista de Toluca, les importa un bledo la letra muerta del reglamento, y las 112 mil muertes por diabetes, o las 192 mil por males cardiovasculares. Lo suyo es seguir inyectando azúcar envuelta en magia navideña, mientras las autoridades fingen no ver cómo se violan abiertamente los derechos de la infancia que deberían proteger.

Alejandro Calvillo, de El Poder del Consumidor, lo resume sin adornos: “No hay un personaje con mayor vínculo emotivo con los niños que Santa Claus”. Y precisamente por eso Coca-Cola lo usa: porque el golpe publicitario más eficaz es el que parece un abrazo (no balazo).

Las denuncias ante Cofepris y Profeco duermen el sueño de los justos, igual que las recomendaciones de la OMS y la UNICEF de hace más de dos décadas. Mientras tanto, la empresa que convirtió a Santa en su empleado eterno ya tiene permiso para desfilar en ciudades gobernadas por Morena, como Acapulco, Mexicali, y próximamente Toluca, donde el Moreno Ricardo, festina sin pudor la instalación de una planta emisora, perdón productora de bióxido de carbono, de la transnacional en la capital mexiquense.

El año pasado hasta drones volaron sobre Monterrey para proyectar la imagen de un Santa Claus bebiendo Coca-Cola. Este año, el mismo espectáculo se repetirá con la complicidad de gobiernos municipales que cantan villancicos a la obesidad.

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