viernes, julio 26

Descortés y agresiva “entrevista” montonera contra AMLO: Por Jesús López Segura / La Versión no Oficial

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Comandado por Carlos Marín, equipo de Milenio hace el ridículo

 

Por Jesús López Segura

Se entiende -aunque no se justifica- que Carlos Puig y Azucena Uresti o Juan Pablo Becerra Acosta se plieguen al mandato del porro del periodismo gerontocrático Carlos Marín, porque están a merced -como tantos otros antes que ellos- de ser despedidos del Grupo Milenio a la menor provocación, o simplemente porque el directivo que los humilla amanezca un día de mal humor, ¿pero Héctor Aguilar Camín o Jesús Silva Herzog Márquez? ¿Cómo es posible que se presten a las rabietas y caprichitos histéricos de Marín?

De cualquier forma, la celada periodística que Milenio le tendió anoche a Andrés Manuel López Obrador, le permitió a éste poner en evidencia dos aspectos fundamentales en el desarrollo de su campaña: la exposición, a pesar de los gritos menopáusicos de Marín, de algunos detalles de sus principales propuestas -que hasta ayer se habían quedado en meros pronunciamientos superficiales- y, por otro lado, dejar al descubierto la subjetividad extrema de ese medio de comunicación, lo que pone las barbas a remojar de otros que se dan el lujo de “verificar” las fake news en las redes sociales, pero llevan casi 70 años mintiéndole abiertamente a su público.

Vimos a un hombre solitario en el escenario -pero representando la esperanza de millones de mexicanos hartos de que nos roben y nos maten-, defender con obstinación puntos de vista que parecen demasiado simples y hasta anacrónicos, pero que encierran verdades fundamentales que los no menos obstinados defensores del statu quo han aprendido a desvirtuar como chachalac(r)as.

Les preocupa sobremanera, por ejemplo, que se pueda frenar o incluso dar marcha atrás a la Reforma Energética que Peña ofreció como la panacea para que bajaran los precios de las gasolinas, la electricidad y el gas, pero que sus resultados han sido completamente contrarios a lo prometido, y en el caso del gas, escandalosamente iatrogénicos.

Entendemos que Emilio Lozoya, acusado de haber recibido diez millones de dólares perfectamente lavados de la empresa corruptora brasileña Odebrecht -por menos que eso ayer tuvo que renunciar el presidente de Perú-, defienda con el alma una Contrarreforma Energética cuyo único logro es haber traicionado la gesta heroica de la expropiación petrolera, orgullo de los mexicanos de bien. Tiene Lozoya seguramente un interés millonario en el asunto, pero, los periodistas de Milenio, ¿qué interés pueden tener en que sus hijos, viviendo en una potencia petrolera, paguen la gasolina más cara que en Guatemala? ¿Qué los motiva a defender una contrarreforma tan escandalosamente corrupta e inútil?

La Reforma Educativa fue la estrategia que se le ocurrió a Emilio Chuayffet para desbaratar al ejército de operadores electorales, inscritos en la nómina magisterial, encargados de operaciones tamal y otras del amplio catálogo de la picaresca priísta, que pasaron a retiro conforme el fraude empezó a perpetrarse en el ámbito cibernético, es decir, conforme el fraude “in situ” evolucionó al fraude “in vitro”.

La dizque reforma educativa consistió en aplicarles exámenes a los maestros, para irse deshaciendo de esos miles de mapaches que Elba Esther comandaba, primero al servicio del PRI, pero luego de la “tra(ns)ición democrática del 2000” al servicio del PAN y finalmente de ella misma y su partido Nueva Alianza, nombre que revela con expresa claridad, la intención elbista de brincar a las filas del mejor postor -ratificada ahora con su impensable “morenismo”-, lo que le costó la cárcel.

Ante las críticas crecientes contra una reforma laboral disfrazada de “educativa”, Aurelio Nuño postuló, a posteriori, una serie de lineamientos autoritarios dizque para transformar el proceso de enseñanza-aprendizaje en uno menos memorístico y enciclopédico; en uno que castre menos la capacidad creativa y crítica, e incluso la alegría de vivir de los educandos. Pero el replanteamiento de programas y estrategias pedagógicas -mal hecho por cierto- vino después de los exámenes, perfilados conforme al modelo educativo que se quería modificar, lo que equivale a poner los bueyes atrás de la carreta. Pero explíquele usted eso al señor Ñoño.

Contra todo lo que se alardea, a nivel retórico, sobre las presuntas hazañas de la reforma en telecomunicaciones, la nueva cadena televisiva Imagen TV es igual o peor que las viejas Televisa y TV Azteca a las que se quería someter, presuntamente, a la prueba de la competencia; y el servicio de Internet en toda la República, pero principalmente en las comunidades apartadas, sigue siendo una porquería.

Pero lo fundamental en el paradigma lopezobradorista es poner en cuestionamiento las estrategias neoliberales aplicadas a raja tabla en México durante los últimos 30 años, porque son dictadas por los organismos financieros internacionales específicamente para garantizar el saqueo de las finanzas públicas de las naciones periféricas, en perjuicio de sus cada vez más depauperados habitantes. Y López Obrador logró ponerlo sobre la mesa, a pesar del pelotón de fusilamiento que le rodeaba. ¡Enhorabuena!

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