jueves, noviembre 21

Amenaza Trump con invadir a México para perseguir “terroristas”. Por Jesús López / LA VERSIÓN NO OFICIAL

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“El Gris Durazo”, responsable de esta peligrosa situación, dada su ostensible incompetencia

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cambiará el estatus de los cárteles del narcotráfico mexicanos al de “terroristas”. “Serán designados. He estado trabajando en eso durante los últimos 90 días. Sabes, la designación no es tan fácil, tienes que pasar por un proceso y estamos bien en ese proceso”, dijo Trump en una entrevista con el conductor de radio y televisión conservador Bill O’Reilly, quien presionó mucho al dicharachero mandatario para sacarle esta declaración que ha puesto a temblar a sectores nacionalistas del país y seguramente a celebrar a los nostálgicos del saqueo y admiradores del american way of life como los norteños separatistas, agrupados en la llamada “República de México del Norte“, ávidos por anexar los estados de Sonora, Chihuahua, Baja California y Tamaulipas a la Unión Americana.

La reacción de Marcelo Ebrard fue formulada en términos que se le revertirán tarde o temprano: “Nunca permitiremos una acción que viole nuestra soberanía”, respondió de bote pronto, en automático, evocando el viejo nacionalismo mexicano ante invasiones gringas para adueñarse de nuestro territorio y nuestras riquezas naturales.

¿Cómo explicará Marcelo, ya con la cabeza fría, que nuestra soberanía no puede esgrimirse para defender a criminales?

Julio Hernández López dijo que Marcelo Ebrard ha sido impulsado en un generoso juego político por parte de López Obrador no tanto porque lo encamine, muy tempranamente, como delfín sucesorio, sino como “fusible” en el delicado tema de la relación con Estados Unidos. Y tal parece que el análisis de Astillero ha encontrado, precozmente también, un referente en la realidad.

Se perfila una relación extremadamente difícil con el locuaz presidente gringo, quien no repara en gastos discursivos cuando se trata de promoverse a sí mismo en su proceso de reelección.

Ebrard ha cometido el primer gravísimo error al tomar en serio las bravatas verbales del Güero copetón: De inmediato promovió una reunión “al más alto nivel” con Pompeo. Grave pifia echarle gasolina al fuego, porque ahora el alegato con Trump ya no girará en torno al inconstruible muro, ni al Tratado de libre Comercio, sino a un tema que alimentará el morbo de la derecha mexicana y sus intenciones golpistas.

El error radica en alimentar un dicho que podría haber pasado casi desapercibido si las televisoras huachicoleras mexicanas no estuvieran tan ansiosas por detractar al Gobierno obradorista y Ebrard no se hubiera puesto histérico a promoverse a sí mismo como funcionario “del más alto nivel”, como sería el caso si la reunión fuera entre ambos mandatarios.

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Por cierto, en un fragmento de la entrevista publicado en redes sociales, se escucha a Donald Trump decir que le gusta mucho el presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso más que el presidente anterior (Peña), y “aunque tiene tendencias socialistas, es en realidad un muy buen hombre”.

A principios del mes, Donald Trump publicó en Twitter que estaba dispuesto a ayudar a México a “hacer la guerra a los cárteles de la droga y limpiarlos de la faz de la tierra”. La oferta surgió luego de que nueve integrantes de la familia mormona LeBarón fueran asesinados en una emboscada en los límites entre Chihuahua y Sonora. La familia envió una solicitud de audiencia a Donald Trump y le pidieron que declarara a los cárteles como organización terrorista, lo que fue ampliamente difundido por las televisoras mexicanas golpistas.

Luego del brutal asesinato de mujeres y niños de esa sui géneris familia de doble nacionalidad, el secretario fallido de Seguridad, Alfonso “El Gris” Durazo, debería haber convencido al Presidente de que se apersonara de inmediato en la zona del artero ataque, con una partida importante de la Guardia Nacional destinada a perseguir y capturar a los criminales, pero en lugar de eso, las televisoras nacionales transmitían un video del Presidente López Obrador chacoteando en su oficina de Palacio Nacional con un beisbolista.

¿Quiénes son, entonces, los responsables directos de esta comprensible reacción indignada del Gobierno norteamericano si no Durazo y el encargado de “Comunicación” de la 4T, Jesús Ramírez?

Luego de la experiencia vivida en el Culiacanazo -donde la “estrategia” de los “abrazos y no balazos” hizo, francamente, el ridículo-, es imperdonable que Durazo y Ramírez estén poniendo en riesgo de una invasión del Ejército gringo a nuestro país por su indolencia absoluta ante la tragedia que vive el pueblo de México, con 100 asesinatos diarios en promedio.

Estos dos burócratas de la 4T le hacen más daño al Presidente que todos los conductores de la televisión fifí juntos.

La cereza del pastel que podría poner fin a la aspiración de Ebrard como probable sucesor, la puso él mismo con su machista tuitazo “Lo que el aire a Juárez“, donde deja en claro que “su vocación feminista” de tantos años ha sido, en realidad, de dientes para afuera, como pone en evidencia con un acto fallido que descalifica la marcha de las mujeres en su día internacional, tachándola de inútil.

En dicho tuit, Ebrard utiliza la frase “nuestros mayores decían: lo que el viento a Juárez”, seguido de un reconocimiento al gobierno de la Ciudad de México y a Claudia Sheinbaum.
“Así luce el Hemiciclo a esta hora desde las oficinas de Relaciones Exteriores. Nuestros mayores decían: lo que el viento a Juárez. Bien por el Gobierno de la Ciudad y Claudia Sheinbaum!!!!

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