sábado, julio 27

Aquí el único “tapado” es Adán Augusto. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Monreal: Palos de ciego. Se desata la más que previsible ruptura al interior de la 4té

Más allá de la disputa por 6 gubernaturas en junio próximo, donde la llamada Alianza Opositora, formada por los restos lastimosos del prianperredismo, podría mantener todavía algunos vestigios de vida -aunque lo más probable es que se repita, inmisericorde, la madriza del año pasado, cuando perdieron 12 de las 15 gubernaturas en disputa-, y luego, al año siguiente, los dos últimos bastiones del priismo tradicional expiren por completo en los estados de México y Coahuila, lo que quedará en el panorama de la auténtica disputa por la Presidencia, empieza a perfilarse ya con la defenestración del senador Ricardo Monreal.

Hemos dicho aquí con los pelos de la burra en la mano que el único verdaderamente “tapado” de la sucesión presidencial es el secretario de Gobernación, A. López Hernández, clon de A. López Obrador. Y lo sostenemos no porque presumamos de expertiz en prospectiva política documentada, o de dotes de clarividencia, sino porque ese tabasqueño en particular es el funcionario de más alto nivel que López Obrador ha ignorado como “precandidato”, es decir, el único al que mantiene “tapado“, como lo puede constatar cualquier niño de primaria que vea noticias.

Evidentísimo también es que AMLO promueve a Claudia Sheinbaum hasta en la sopa, pero no se requieren tampoco grandes dotes de analista para saber que lo hace porque la señora perdió la mitad del territorio de la capital que el morenismo consideraba su principal bastión y reservorio de voto duro, lo que marcó la tragedia que el año pasado impulsó a don Andrés a despotricar contra universidades como la UNAM y contra la clase media ilustrada (a la que él identifica como “fifí”), porque son los sectores a los que no se les cae la baba con la interminable cantaleta de que una verdadera lucha contra la corrupción no pasa por encarcelar a los jefes de la mafia de cuello blanco como los ex presidentes a los que AMLO, inexplicablemente, critica verbalmente, pero protege en la práctica.

Somo los sectores de la población que, por mucho que don Andrés insista en que el Ejército es “pueblo uniformado”, no tragamos la irrefrenable, incomprensible y peligrosa militarización plena del país que él impulsa de manera inexplicablemente frenética.

Somos los que no entendemos por qué dilapidar cerca de 4 mil millones de pesos en el proceso de revocación del mandato de un presidente tan popular, cuando una simple encuesta bien hecha -de esas que defiende a diario el Presidente para elegir a los candidatos de su partido- bastaría para complacer su ego, por muy gordo que nos caiga Lorenzo Córdoba y por mucho que estemos convencidos de que debería responder judicialmente por los fraudes electorales que ha avalado de manera escandalosamente cínica.

Somos los que desearíamos que metieran a la cárcel a todos los que participaron en el fraude de los penales, familiares y amigos de Peña y de Salinas de Gortari que reciben 16 mil millones de pesos anuales, haya o no presos de lujo que cuesta mantener lo que ni en hoteles de 6 estrellas: 5 mil pesos diarios, y que para colmo construyeron esos penales con dinero público que Nacional Financiera y otras bancas de desarrollo les prestaron. Somos los que nos decepciona escuchar a don Andrés muy orgulloso presumiendo que negoció con esos ladrones y sus cómplices políticos un descuento ridículo del 15%, por lo que ¡ahora solo les pagaremos 14 mil millones anuales! Somos, en fin, los que no nos tragamos el enfoque mediático triunfalista de un presidente que cacarea habernos ahorrado 2 mil millones de pesos anuales y esperaríamos que un presidente de izquierda fuera un poquito menos complaciente con esos corruptos de mierda.

Los que odiamos que siga apoyando a bandidos como Salinas Pliego -que cobra 50% de interés en préstamos que les ofrece a beneficiarios de la pensión de adultos mayores- o que le perdone a Carlos Slim los 26 muertos y más de 80 heridos por la mala construcción de la Línea 12 del Metro, o a Germán Larrea sus fechorías contra el medio ambiente.

Lo que no somos, lo que nos diferencia de los críticos de AMLO que desean el retorno del saqueo, es que entendemos que la verdadera oposición tendrá que surgir de las propias filas de la 4té, de gente que no adore como un Dios a un gran hombre que cumplió la hazaña de echar del poder presidencial a los corruptos que él llama neoliberales, pero no tiene el impulso de la gente para obligarlo a dejar de actuar como opositor y se decida a tomar las riendas del poder para hacer justicia a un pueblo que confía todavía en él después de 3 años de decepciones.

Somos la mayoría real. Los que exigiremos congruencia a los personajes de la 4té para que se dejen de alabanzas y hasta estatuas al tlatoani y empiecen a exigirle que tome el toro por los cuernos y abandone sus plañideras quejas mañaneras sobre las atrocidades que cometieron sus antecesores, pero sin mover un dedo para castigarlos, reiterando casi a diario su absurda “confianza” a un hombre tan simulador y vengativo como inútil y prepotente fiscal Gertz Florero.

Si la reacción ante los críticos dentro de Morena -único espacio válido para una auténtica oposición bien intencionada, es decir, no encaminada al retorno de los corruptos, sino a que se les haga caer el peso de la ley- seguirá siendo quemarlos en leña verde, despedirlos, o perseguir judicialmente a sus equipos, como parece ser el caso de Monreal, entonces que no le extrañe a nuestro muy respetado Presidente si la gente decide darle otra oportunidad a los que han saqueado al país hasta la ignominia.

La decepción es mala consejera. Contra lo que piensa López Obrador de que “el pueblo de México es uno de los más politizados del mundo”, muchos de quienes votaron por él podrían optar por el fascismo debido precisamente a la decepción, como ha ocurrido invariablemente en experiencias similares.

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