jueves, abril 18

La sucesión mexiquense. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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¿Morena va en caballo de hacienda? ¿Juan Zepeda ensuciará la relación de Del Mazo con AMLO?

En el Estado de México se perfila inexorablemente una alternancia en el Poder Ejecutivo, la primera en casi un siglo. Morena tiene 3 candidatos, por lo menos, que en forma relativamente fácil podrían vencer a cualquiera que los obsoletos partidos hegemónicos aglutinados en el “prianismo” pudieran postular.

Pero esa facilidad que brinda la fuerza indiscutible del obradorismo, podría fallar si se traduce en un exceso de confianza, porque acecha un esquirol profesional, Juan Zepeda, que inclinó en la elección pasada la balanza electoral en favor de Del Mazo y que podría repetir la hazaña, e incluso erigirse él mismo como candidato triunfante del partido emergente por excelencia, Movimiento Ciudadano, asociado con un perredismo resentido y muy beligerante contra Morena.

La ruptura entre PAN y PRI está prácticamente cantada por la desmedida ambición del prospecto del grupo Huixquilucan, Enrique Vargas, que le apuesta a rebasar por la derecha a los precandidatos “bulto” que la tremendamente torpe Coordinación de Comunicación Social del mandatario maneja en la prensa digamos “inducida”.

Vargas se propone ramificar al prianismo local con una pequeña ayuda del montielismo, que logró incrustar en el PRI nacional a sus operadores políticos, Ricardo Aguilar y Carlos Iriarte, puestos a las órdenes de la aspiración presidencial de Alejandro Moreno, proyecto que pasa, históricamente, por la antesala mexiquense.

Alfredo del Mazo no ha dado muestras de aspirar a la Presidencia, lo cual no significa que, en su intimidad, lo haya descartado. Lo que sucede con don Alfredo -un hombre inteligente, de trato amable, formado desde niño en los altos vuelos de la política, con antecedentes familiares de aspiración presidencial perfectamente justificadas de su abuelo y de su padre-, es que está rodeado de algunos personajes tan soberbios, que le crean enemigos innecesarios.

El caso de su jefe de prensa es el más grave. Jorge Pérez es un tipo burdo, su trato equivale al de un troglodita que desde que arribó a la entidad ha visto a la prensa mexiquense como provincianamente silvestre. Se formó al lado del arrogante “Clavillazo Enrique Ochoa” y vino aquí en plan de conquistador, despreciando prestigios indiscutibles de un periodismo que ha tenido que competir con los medios llamados “nacionales”.

En otras entidades prosperó una prensa local fuerte y competitiva, por la lejanía de la capital, distancia que el desarrollo del periodismo digital ha acortado por completo, dejando de lado privilegios antes insuperables.

Don Alfredo debería deshacerse de malos elementos y escuchar las opiniones de expertos como don Emilio Chuayffet y César Camacho, conocedores profundos de las entrañas de la política nacional, y no a los improvisados y corruptos que basaron sus triunfos electorales en el chantaje o en sus chapitas, y que han logrado incrustarle al gobernador una serie de “cercanos” incapaces de formular un solo pronunciamiento político con altura de miras.

Y no digo que si el mandatario reaccionara -lo que parece imposible a estas alturas del partido- por ello tendría oportunidad de dejar un heredero que le cuide las espaldas, o que incluso le desbroce el camino hacia Palacio Nacional, a menos que le dé a Zepeda motivos contantes y sonantes para quedar agradecido, como hizo el Señor Ávila. Lo que supongo es que su evidentemente buena relación con el Presidente López Obrador podría verse seriamente afectada si no rehace su equipo cuanto antes para evitar desastres previsibles, por mucho que los quieran pintar de rosa.

Estos engreídos que la prensa inducida proyecta como “los íntimos de Del Mazo“, los “tomadores de decisiones trascendentes”, podrían echarle a perder hasta la posibilidad de una buena embajada, porque los agravios de esa nueva “clase política” mexiquense a los morenistas que luchan por la justicia social, crean heridas difíciles de sanar. Al tiempo.

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