Encinas: Ayotzinapa fue un “crimen de Estado”, pero Peña está a salvo
El Jefe del Estado que cometió el crimen abominable queda fuera de la “investigación”
Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, informó que existen indicios suficientes para que la Fiscalía General de la República (FGR) inicie o continúe las indagatorias para el deslinde de responsabilidad en contra de 33 personas involucradas en el caso Ayotzinapa -entre ellos funcionarios federales, municipales e integrantes de Guerreros Unidos– pero reconoció que dentro de estos no se encuentra el expresidente Enrique Peña Nieto.
“De las órdenes que está procesando la Fiscalía -respondió Encinas a un reportero sobre si Peña va incluido en el paquete de presuntos responsables-, yo preferiría que… Es la Fiscalía quien tiene que dar la información, pero sí hay personajes de todos los sectores que mencionaste [gobiernos federal, estatal y municipales, así como el Ejército], de Peña Nieto no”.
¿Alguien todavía duda de que existe un diáfano pacto de impunidad con el expresidente, “el licenciado Peña Nieto” a quien AMLO le profesa explícitamente “consideración y respeto”?
¿Alguien alberga alguna duda de que tal pacto de impunidad, para que se quede vigente, implica la cesión graciosa de la plaza del Estado de México a Morena?
Si lo verdaderos peces gordos de ese “crimen de Estado“, como lo define el propio Encinas, es decir, el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero; el ex procurador Murillo Karam; y el ex titular de la SEDENA (“sí, el de Rescatando al soldado Cienfuegos, la cinta vergonzosa rodada este sexenio para sacarlo de una cárcel de Estados Unidos” -como apunta Julio Hernández López-) quedan a salvo, entonces estaríamos ante otro crimen de Estado: la simulación protectora de una “mentira histérica” relouded.
Alejandro Encinas es un hombre decente que ha tenido el valor de declararse abiertamente en contra de la militarización plena de la Guardia Nacional. Se requiere mucho valor para desafiar al Presidente López en un asunto tan delicado para él, por su incomprensible obsesión con empoderar a los militares.
Ojalá le hubiera alcanzado a Alejandro ese valor para evitar una exoneración innecesaria y gratuita del jefe del “Estado que cometió el asesinato masivo de 43 jóvenes mexicanos”.
Tampoco, al parecer, le alcanzó el valor para desafiar otra obsesión presidencial: la de imponer, al más puro estilo del dedazo (disfrazado de encuesta marrullera) a Delfina Gómez como gobernadora de nuestra entidad, por su purititita y santa voluntad.
