jueves, noviembre 21

Jorge Ramos pone en evidencia a AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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No estoy de acuerdo con tus cifras: AMLO. Pero no son mías, son las de su gobierno, responde Ramos una y otra vez

Señor, dijo Jorge Ramos en La Mañanera a López Obrador, le tengo malas noticias y una propuesta. Para empezar, su gobierno, en 4 años, ya superó las cifras de homicidios dolosos de los sexenios completos de Calderón y Peña. Si nos atenemos al promedio de 84 asesinatos diarios, al finalizar su mandato usted habrá alcanzado una cifra catastrófica de 191 mil mexicanos muertos, lo que constituye una crisis humanitaria, expresó, palabras más o menos, el periodista mexicano-norteamericano.

La respuesta de López Obrador fue contundente: No estoy de acuerdo con tus cifras. Pero no son mis cifras, son las suyas -respondió Ramos, con mesura y hasta contrición-. Las saqué de los informes de su Gobierno.

Bastó al colaborador de ese “boletín del conservadurismo” (Reforma) como le dijo López Obrador -“a mucho orgullo”, respondió Ramos al instante- con referir las cifras sobre homicidios dolosos publicadas por el propio Gobierno de López Obrador para meterlo en serios aprietos.

No fue necesario para un periodista de verdad presentar argumentaciones rebuscadas, o tesis doctorales y rimbombantes para evidenciar, con el menor esfuerzo intelectual, el mundo de fantasía en el que vive López Obrador. Solo tuvo que aguantar con paciencia de Job el embate de irracionalidad de un presidente autoritario.

Mal asesorado por Jesús Ramírez, como de costumbre, don Andrés balbuceó, recurriendo a gráficas previamente seleccionadas y manejadas hasta la náusea en las mañaneras, la idea de que él recibió el país con un promedio de asesinatos disparado previamente por los Gobiernos anteriores y que ha logrado contener el crecimiento de esas cifras.

Muy orgulloso y seguro de aplastar a Ramos con el argumento expresado en su multicitada gráfica donde se aprecia el crecimiento porcentual de los asesinatos dolosos en los gobiernos desde Salinas hasta el suyo, López Obrador creyó cantar victoria.

Su convicción es que la estrategia de los abrazos y no balazos, la de no combatir el mal con el mal -como hace el gobierno de los Estados Unidos, le reprochó a Ramos absurdamente- así como respaldar a los pobres y a los jóvenes, ha dado como resultado contener el crecimiento de los índices de asesinatos dolosos e incluso bajarlo en un 10%, aunque luego de las objeciones del periodista, el propio AMLO reconoció un error en su gráfica favorita y admitió que la disminución es de solo el 2%.

Jesús Ramírez, denunciado por Gibrán Ramírez de presionar a los medios para que cierren los espacios a militantes de Morena críticos de la 4té, no ha sabido explicarle al Presidente que su optimismo sobre los resultados de la militarización rampante de su gobierno, no pueden ser halagüeños, porque si nos atenemos a las cifras alegres de la presunta contención del crecimiento en asesinatos dolosos, el gobierno de Peña habría sido exitosísimo, pues logró bajar de 192% a 59% ese crecimiento respecto del Gobierno anterior, de Calderón, pero subió de 120 mil asesinatos a 155 mil, mientras que, en solo 4 años, López Obrador ya acumula 112 mil… y contando.

En el fondo, López Obrador sabe perfectamente que su estrategia de Seguridad ha sido un rotundo fracaso porque, como le señaló Jorge Ramos, él prometió resultados contundentes. Quizá por eso está tan obsesionado con la militarización plena del país, y la instauración de un “miniestado de sitio” permanente, como acusa el agudo senador Germán Martínez Cázares.

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