miércoles, noviembre 6

Se quiebra Ricardo Monreal. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“Prefiero no ser nada antes que traicionar a AMLO” dice, en lastimosa autohumillación

“Nunca voy a traicionar al Presidente, al licenciado López Obrador; prefiero no ser nada, prefiero no participar en nada, antes que traicionar al Presidente de la República”, confiesa el senador Ricardo Monreal en declaraciones inéditas que constituyen un lastimoso espectáculo de autoflagelación que recuerda más el fanatismo religioso que la lealtad política.

En una conferencia de prensa sorprendente, el zacatecano calificó de “afortunado” su reencuentro con el mandatario del pasado viernes en Palacio Nacional: “Estoy muy satisfecho con el reencuentro con el Presidente que después de dos años no tenía comunicación con Él. Nunca he querido confrontarme con Él”.

Es obvio que, en un evidente ataque de pánico, luego de ser desechado por la oposición como su probable candidato, eventualidad que le permitía “negociar” o más bien chantajear su presunta candidatura presidencial, llevó a  Monreal a reconfigurar sus metas y sus métodos para alcanzar, al menos, la jefatura de Gobierno.

Ricardo Monreal perdonado por AMLO

“Nunca hubo ninguna oferta u ofrecimiento formal, tengo respeto por ellos, tienen bastantes aspirantes a presidentes de la República que pueden cubrir su expectativa. Ni me ofrecieron ni toqué puertas. No hay ninguna posibilidad”, sostuvo.

Monreal remarcó que intentará luchar dentro de Morena, pero también anunció que reconocerá a quien finalmente obtenga la candidatura presidencial.

“Si Claudia Sheinbaum, o Marcelo Ebrard o Adán Augusto ganan la elección interna, sí les voy a levantar la mano, porque deseo que si la gano yo, también hagan lo propio ellos”, fanfarroneó.

El deslinde explícito de los opositores a contemplarlo como su posible candidato, arrojó al impúdico senador a postrarse y regresar al rebaño con la cola entre las patas, como se dice, manifestando una tan mórbida veneración por el líder que, de plano, lo lleva a exhibir claras connotaciones psiquiátricas, en una suerte de sadomasoquismo político solamente visto en las experiencias más rastreras del presidencialismo salvaje.

¿Hasta qué punto don Andrés es responsable o víctima de estas muestras de fanatismo?AMLO endiosado por Ricardo Monreal

López Obrador ha tenido el mérito de frenar de tajo el saqueo neoliberal en un país habituado a la devastación histórica de sus enormes recursos, desastre que alcanzó sus expresiones máximas durante los 3 siglos de dominación colonial y en el último gobierno neoliberal encabezado por Enrique Peña Nieto.

Es obligación de todos quienes amamos a este país –cualquiera que sea nuestra filiación política en el espectro polarizado que nos abruma– impedir a toda costa que don Andrés sea convertido, por ese fanatismo enfermizo de sus seguidores –en consonancia fatal con el odio de sus adversarios–, en un dictador.

El riesgo de esa nueva calamidad que nos acecha está a la vista, con actitudes mesiánicas y militaristas de un mandatario extraviado y alejado de sus principios por la propia sumisión extrema de las masas cortesanas que dicen apoyarlo y que deberían ser las primeras en enmendarle la plana y ponerle los pies sobre la tierra. Por el bien de todos, incluidos los pobres.

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