viernes, mayo 17

Homenajea AMLO ¡al general Cienfuegos! LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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Se burla de quienes pensamos que liberar a Aburto es una amenaza contra Salinas y el bloque conservador

Dice Eduardo Verástegui, en entrevista con Julio Hernández López, que admira mucho al Presidente López Obrador, sobre todo por su manera de hablarle al pueblo. Verástegui no se reconoce como “un hombre de derecha”, pero centra su leitmotiv para participar en la política en el tema del aborto y se caracteriza como un católico consuetudinario.

Es pues, un derechista vergonzante, en los términos del argentino Agustín Laje Arrigoni, (entrevistado también recientemente por don Julio) y que es uno de los “intelectuales” orgánicos de “la nueva derecha latinoamericana” y los grupos Provida.

Verástegui niega que se piense lanzar como candidato presidencial, como se ha manejado, y sorprendería mucho su admiración por AMLO a quienes no entiendan que “los extremos se tocan” -como dice hoy mismo el propio López Obrador– y que el estilo con el que el mandatario se dirige al pueblo es idéntico al de un predicador que expone presuntas verdades que rara vez se basan en hechos, por lo que se sustentan solo en la fe que sus fanáticos depositan en él. Igualito que los curas, pues.Eduardo Verástegui, Gaviota, Peña Nieto y el Papa

Un ejemplo: hoy, don Andrés expresó estar convencido de que el asesinato de Luis Donaldo Colosio fue un crimen de Estado. Minutos más tarde se burla de quienes hemos planteado que su administración amenaza con la reapertura del caso Colosio como una forma de advertirle a Carlos Salinas de abstenerse de impulsar la candidatura del bloque opositor a la Presidencia de la República.

A los que no somos fanáticos suyos no nos cuadra que López Obrador diga estar convencido de que se trató de un “crimen de Estado“, para con minutos de diferencia afirmar también que se necesita ser perverso para tratar de sacarle la sopa a Mario Aburto para empezar a esclarecer ese “crimen de Estado”. ¿Por fin?

Carlos Slim con AMLO en Tren Maya

Otro ejemplo fresquecito -de hoy mismo- es el del general Cienfuegos. Dice don Andrés, un tanto molesto, que le llovieron críticas por andar condecorando al Secretario de la Defensa de Enrique Peña, en cuyo periodo se dieron innumerables matanzas ordenadas a los soldados y los casos Ayotzinapa, Tlatlaya, y muchos etcéteras.

Pero luego “revela” que no hay una sola acusación -entre todos los documentos liberados por el Ejército sobre el caso Ayotzinapa-, que implique directamente al general:

“¿Por qué les molesta lo del general Cienfuegos? No es solo por lo de los 43, no, no, no, no, no, no. Para empezar a responder sobre esto, no hay en la investigación nada en donde este… se acuse de manera directa al general Cienfuego (sic) de Ayotzinapa ¿eh? para que también quede claro, y si Anabel Hernández, Carmen Aristegui, este… ¿cómo se llama? Julio Hernández, tienen otra información ¡que la den a conocer!”.Cienfuegos con Murillo Karam y Eruviel Ávila

¿Piensa realmente el mandatario que va a encontrar un documento, liberado por el Ejército, que implique al poderoso militar que él mismo liberó de las garras de la DEA y del Aparato Judicial gringo?

Asegura López Obrador en la Mañanera que las acusaciones fueron fabricadas por la DEA y que le resulta inconcebible que muchos de nosotros no lo veamos así, “¿será que tienen la mente retorcida?” se pregunta textualmente.

En esos dos casos, el de Aburto y el del general Cienfuegos, como en muchos otros, lo que vemos quienes no tenemos “la mente retorcida”, es un asunto de escandaloso encubrimiento. Por eso don Andrés nos dice todos los santos días chayoteros, fifís, aspiracionistas, hipócritas, neoliberales, neoporfiristas y otro larguísimo etcétera. Es su forma de convencer a los que tienen vendada la mirada que “quienes lo criticamos somos sus enemigos y queremos regresar a la época del saqueo y el genocidio”.AMLO y el caso Mario Aburto

El único problema es que el saqueo continúa -no en los niveles extremos del “licenciado Peña Nieto”, a quien AMLO le ofrenda consideración y respeto “por no haberle robado la elección”- pero el genocidio también, y en niveles muy superiores a los alcanzados en las administraciones de Calderón y Peña.

Quizá Edgardo Buscaglia, a quien echaron del país o compraron su silencio, podría explicarle a don Andrés cómo resolver un crimen de Estado, en el supuesto de que existiera esa intención.

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