Presenta el NYT un análisis sobre la violencia electoral en México
Parece ignorar que esa violencia es propiciada por la propia política de Seguridad del gobierno de AMLO
Desde junio, al menos 36 aspirantes a cargos políticos en México han sido asesinados, según un análisis de The New York Times. Esta ola de violencia ha afectado a candidatos, familiares y miembros de partidos en todo el país, en medio de las elecciones generales más grandes en la historia de México.
Factores que contribuyen a la violencia
Grupos Delictivos Locales: La fragmentación de las grandes organizaciones criminales ha dado lugar a bandas rivales que buscan controlar territorios. Para ello, cooptan e intimidan a autoridades locales.
Tamaño de las Elecciones: Con más de 20,000 cargos locales y más de 600 federales en juego, el número de candidatos es elevado, lo que aumenta las probabilidades de violencia.
Influencia Local: Los cárteles encuentran más eficaz influir en la política local, donde las instituciones son más vulnerables. Capturar gobiernos municipales les permite acceso a recursos, información y control sobre la seguridad local.
Causas de los Asesinatos
Intimidación y Control: Los ataques buscan influir en otros candidatos y recordar a la ciudadanía la presencia y control de los grupos delictivos.
Carácter Criminal o Personal: Algunos asesinatos pueden estar vinculados a disputas personales o actividades delictivas, aunque en muchos casos se sospecha de la implicación de organizaciones criminales.
Respuesta del Gobierno
Protección a Candidatos: El organismo electoral, en coordinación con fuerzas federales como el Ejército y la Guardia Nacional, ofrece protección a los candidatos que lo solicitan. Actualmente, 487 candidatos reciben protección.
Despliegue de Policías: Los gobiernos estatales están desplegando fuerzas policiales para proteger a candidatos locales. Sin embargo, la falta de recursos y la debilidad de las policías locales complican estos esfuerzos.
Conclusión
La violencia electoral en México es un problema grave y complejo, impulsado por la lucha de los grupos delictivos por controlar territorios y recursos. Aunque el gobierno ha tomado medidas para proteger a los candidatos, las debilidades institucionales y la magnitud de las elecciones dificultan mantener a raya al crimen organizado, concluye el diario norteamericano que parece no tomar en cuenta, en su narrativa, el dominio criminal en vastos sectores del país, tolerado si no es que auspiciado por el propio gobierno de López Obrador con su política de abrazar, en vez de enfrentar a la delincuencia.