jueves, noviembre 21

“¿Qué se tienen que meter?”: AMLO. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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¿Ese odio que le tiene AMLO a la UNAM tendrá que ver con haber sufrido las de Caín para titularse?

Si López Obrador, el todavía primer mandatario del país, descalifica como “metiches” a 40 investigadores de la UNAM, una de las universidades más importantes de América Latina, con la expresión insólita de rechazo: “¿Qué se tienen que meter?”, con referencia a la polémica sobre su propuesta de la elección popular de jueces y magistrados, la pregunta obligada es ¿qué podemos esperar simples analistas aislados, que no contamos con un respaldo institucional (aunque por la cobarde reacción del rector ahora vemos que tampoco lo tienen los sesudos académicos del Instituto de Investigaciones Jurídicas) al expresar libremente nuestra modesta opinión?

¿Qué se tiene que meter Oppenheimer en la decisión de Harry S. Truman de lanzar las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki? podría haber sido la expresión de AMLO luego de apreciar la obra cinematográfica de Christopher Nolan, aunque dudo mucho que don Andrés tenga la sensibilidad para “apreciar” la angustia mortal de Oppenheimer ante la decisión infame del genocida expresidente norteamericano.

¿Qué se tienen que meter? pregunta el autócrata y le responden: Es nuestro trabajo. Se nos paga para eso. Y podrían haber agregado: Somos quizá la institución de más alto nivel académico en el tema de una Reforma Judicial de gran calado, como la que usted pretende imponer, ahora lo vemos, sin importarle un comino la opinión de los expertos.

AMLO

AMLO propone Reforma al Poder Judicial

AMLO y, desgraciadamente al parecer, su sucesora, le da mucho más valor a una encuesta -más inducida que la reciente elección por sus interminables monólogos matutinos-, en donde se le pregunta al pueblo -en su inmensa mayoría completamente lego en el tema- ¿quién debe elegir a jueces y magistrados? ¿El pueblo o los senadores?

Si la encuesta de marras se les hubiera aplicado a los senadores ¿cuál piensa usted, don Andrés, que hubiera sido la respuesta abrumadoramente mayoritaria?

Según el destacado analista Salvador García Soto, “la poderosa agencia antidrogas estadounidense, DEA por sus siglas en inglés, alertó en un memorando interno que circula entre sus directivos y agentes, que la elección de jueces y ministros por el voto popular que propone la reforma judicial que impulsan el presidente López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, abriría la puerta a que los cárteles mexicanos que hoy dominan y controlan buena parte del territorio nacional, preparen y postulen a sus abogados y juristas como candidatos a ministros, magistrados y hasta jueces del nuevo Poder Judicial de la Federación que se pretende crear a partir del próximo mes de septiembre”.

Los cárteles mexicanos dedicados al narcotráfico tienen ingresos mayores a los de varios Estados-Nación, aseguró por su parte, hace unos días, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, en una comparecencia ante el Congreso de su país.

Merrick Garland asegura que narcos tienen más dinero que algunos países

Merrick Garland asegura que narcos tienen más dinero que algunos países

A la luz de esta afirmación del fiscal gringo, cárteles como el de Sinaloa tendrán la capacidad de designar no solo a jueces y magistrados-gracias a la reforma propuesta para liquidar, perdón modificar el Poder Judicial-, como afirma la DEA, sino imponer a los mismísimos ministros de la Suprema Corte.

No es aventurado plantear la hipótesis, entonces, a la luz de un simple razonamiento lógico, que el propósito real, disfrazado de una “reforma para beneficiar al pueblo”, es perpetrar un asalto, sancionado legalmente, a las instituciones de justicia en todo el país, barriendo por completo con jueces, magistrados y hasta ministros. Un auténtico golpe de Estado a uno de los Poderes de la Nación, para ponerlo al servicio de la delincuencia organizada. Ni más ni menos.

Si el Presidente de México no hubiera decretado la estrategia de “abrazos y no balazos” a la delincuencia, la hipótesis de que en el fondo lo que pretende con su “reforma judicial” es empoderar a los delincuentes, sería completamente aventurada.

AMLO relación con los narcos

La DEA investigó campaña de AMLO de 2006

Si López Obrador no hubiera realizado numerosas giras y beneficiado con obras a Badiraguato durante su sexenio, con la cereza del pastel de rendirle homenaje a la mamá del “señor Guzmán Loera” como le dice, con todo respeto, al Chapo ¡y liberado a su hijo en el culiacanazo!; si no hubiera andado por todo el país prácticamente sin escoltas durante todos estos años -no solo los de su mandato- sin ningún atentado en su contra, la hipótesis de “narcopresidente” sería descabellada.

Y, por cierto, ¿ese odio que le tiene AMLO a la UNAM tendrá que ver con haber sufrido las de Caín para titularse?

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