AMLO ha propiciado que la fortuna de los mexicanos más acaudalados crezca 226% en promedio

En un contexto donde el presidente Andrés Manuel López Obrador ha enfatizado su compromiso con los más desfavorecidos bajo el lema “Por el bien de México, primero los pobres”, los datos recientes sobre el crecimiento de la riqueza de los cinco hombres más acaudalados del país presentan una notable contradicción. Durante su gobierno, la fortuna de Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas, Alejandro Baillères y Juan Beckmann Vidal ha aumentado en promedio un 226.6 por ciento, lo que contrasta fuertemente con la presunta preferencia del mandatario por los pobres.

Según las listas de Bloomberg, la riqueza conjunta de estos cinco magnates suma actualmente 158 mil 630 millones de dólares, lo que equivale aproximadamente a una quinta parte de la deuda pública de México hasta mayo de 2024 (resalta en su reporte el diario La Jornada). Este incremento masivo en la fortuna de los más ricos plantea interrogantes sobre la eficacia de las políticas de redistribución de la riqueza y la justicia social presuntamente promovidas por el gobierno.

Carlos Slim y AMLO en el Tren Maya

Durante el mandato de López Obrador, la riqueza de Carlos Slim, presidente de América Móvil, aumentó un 78.1 por ciento, alcanzando 94 mil 200 millones de dólares. Germán Larrea, director ejecutivo de Grupo México, experimentó el mayor aumento relativo: ¡944.2 por ciento!, pasando de 3 mil 600 millones a 37 mil 800 millones de dólares ¡durante el mandato de un gobierno que se presumía lo castigaría por sus gravísimas violaciones laborales y ambientales!

Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, vio un incremento del 28.7 por ciento, llegando a 13 mil millones de dólares. Alejandro Baillères, presidente de Grupo Bal, y Juan Beckmann Vidal, propietario de Becle, también registraron significativos aumentos en su riqueza.

Esta disparidad se hace más evidente cuando el presidente López Obrador destaca que 30 millones de familias reciben transferencias monetarias de programas sociales y que el aumento del consumo ha beneficiado a toda la población. No obstante, la prosperidad desmedida de los grandes empresarios sugiere que las políticas económicas han favorecido desproporcionadamente a los más ricos, lo que pone en duda la efectividad de las medidas para reducir la desigualdad.

Remesas de migrantes usadas para lavado de dinero de narcotraficantes

El lema predilecto de “Por el bien de México, primero los pobres” entra abiertamente en contradicción con el carácter universal de la pensión para adultos mayores, por ejemplo, pues no está destinada a los beneficiarios más humildes, ni alcanza un monto suficiente para su manutención plena (3 mil pesos mensuales), y ayer mismo en su conferencia matutina, el mandatario abrió la posibilidad de hacerla extensiva a los migrantes mayores en el extranjero.

La narrativa de López se pavonea a últimas fechas con datos del INEGI que revelan una disminución de la pobreza –no la pobreza extrema, que aumentó– en nuestro país. Los mismos datos apuntan, sin embargo, que más de 30 millones de mexicanos han quedado excluidos de los servicios de Salud y que el abandono escolar ha crecido exponencialmente por la pandemia (que ahora repunta con gran fuerza, por cierto, sin que se planee un reforzamiento de las vacunas).

AMLO deja deudas con la población en el Sector Salud

AMLO, como es su costumbre, acredita como logro de su gobierno el monto de 63 mil millones de dólares de remesas anuales de nuestros migrantes desde EU, principalmente, sin mencionar jamás que ese monto extraordinario de dólares es el responsable del abatimiento de la pobreza y no las políticas asistencialistas e improductivas de su gobierno. Tampoco atiende las denuncias de Reuters en el sentido de que las remesas son usadas extensamente para el lavado de dinero de narcotraficantes.

Ganancias de la banca (mayoritariamente española) han registrado utilidades récord, superiores a los 273,000 millones de pesos, ello derivado de una mayor actividad crediticia y un entorno de altas tasas de interés, lo que AMLO maneja, muy orgullosamente como un logro de la 4té, donde hay para todos, ricos y pobres, presume.

Les cumplí a los banqueros, asegura feliz AMLO en la 87 Convención Bancaria Mexicana

El presidente López Obrador afirmó que “no hay un empresario de los grandes que haya fracasado” y que “todos han tenido utilidades”. Este reconocimiento, aunque positivo desde la perspectiva del crecimiento económico, puede y debe (por un rigor analítico elemental) ser visto como un fracaso en términos de justicia social y equidad, “principios fundamentales” de su administración.

A nivel global, la propuesta de Brasil de imponer un impuesto mínimo del 2 por ciento sobre el patrimonio neto de los superricos, como sugiere el economista Gabriel Zucman, podría ser una medida relevante para abordar la creciente desigualdad. Esta iniciativa busca gravar a los 3 mil individuos más acaudalados del mundo, quienes actualmente pagan una tasa neta promedio de apenas el 0.3 por ciento.

En conclusión, el notable incremento en la riqueza de los magnates mexicanos durante la administración de López Obrador plantea una paradoja frente a su lema de “primero los pobres”. Mientras que las políticas sociales han paliado la miseria de millones de familias, al tiempo que las hace cada vez más dependientes de las dádivas gubernamentales (que se terminan cobrando en las urnas) la desproporcionada acumulación de riqueza por parte de unos pocos sugiere que las medidas de redistribución no han sido efectivas para cerrar la brecha de desigualdad en el país. Este análisis resalta la necesidad de revisar y ajustar las políticas económicas para asegurar que el crecimiento y la prosperidad sean más equitativamente distribuidos entre todos los sectores de la sociedad.