Remueve Sheinbaum a general florero. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

El que dijo que la paz en Sinaloa dependía de la buena voluntad de los narcos. ¡El problema es que dijo la verdad!
Vaya dilema en el que nos mete doña Claudia a quienes tratamos de dilucidar si planea asumir realmente el honrosísimo cargo de Presidenta de México, o va a seguir funcionando como la interpósita persona, es decir, como dicen sus nada caballerosos críticos, como títere de AMLO.
Y es que la remoción del general Francisco Jesús Leana, que más bien suena como ascenso, pues lo mandan de Mazatlán a comandar la Primera Región Militar de la Sedena, que comprende la Ciudad de México, Estado de México, Morelos e Hidalgo, puede interpretarse -como casi todo lo que hace y dice la recién estrenada mandataria-, de dos formas no solo distintas, sino abiertamente opuestas.

Violencia en Culiacán por narcos
Por un lado, la remoción se realiza por haber declarado que la pacificación de Culiacán y municipios circunvecinos no dependía de las fuerzas de Seguridad, sino de la voluntad de los narcos en disputa (los Chapitos y los Mayitos), lo que suena a un armisticio, un reconocimiento de la incapacidad del Estado mexicano para cumplir con una de sus tareas sustantivas, una cobarde cesión de la plaza, una confesión vergonzosa de su absoluta inutilidad.
Así, en esta primera interpretación, la sociedad sinaloense en particular y la mexicana e internacional en general, podrían pensar que, afortunadamente, la nueva gobernante piensa poner a cargo en esa conflictiva zona, a alguien capaz de cumplir con su presunto deber, es decir, actuar con toda la fuerza del Estado para recuperar el control de una plaza dominada por poderosos narcotraficantes. Ése es el mensaje que se quiere dar, al menos en apariencia.
Pero en una segunda ojeada, todos deberíamos estar más preocupados que antes, porque la remoción (con ascenso incluido) obedece no a la intención de poner a trabajar a las fuerzas de Seguridad en lo que se supone es su sagrado deber, sino poner a alguien que no sea tan ingenuo de decir la verdad tan descarnadamente, alguien que, como Andrés Manuel López Obrador, sea capaz de cumplir con la tarea de abrazar a los delincuentes, pero fingiendo que su propósito con esa extraña “estrategia” sea el de velar por la paz y la seguridad de la sociedad, y no como es en realidad, proteger los intereses de esos narcotraficantes pero rogándoles que actúen con discreción, para que su complicidad con el mandatario pase desapercibida.

AMLO dejó violencia en Sinaloa
¿Alguien lo duda? El propio ¿ex gobernante? lo declaró igualito que el general Leana (enviado al Edomex semanas después que el nuevo secretario de Seguridad mexiquense, también desde Sinaloa) nada más que AMLO, ese genio de la comunicación, lo mencionó con su típica retórica elusiva y retorcida, como se puede apreciar en el siguiente video que vale oro, porque ahí queda expresada con absoluta claridad lo que para la 4té significa “la normalidad” de las comunidades en México: lugares donde los criminales hacen de las suyas, trafican, extorsionan y matan sin que las autoridades intervengan, a menos que se violen ciertas reglas de no enfrentamientos abiertos entre criminales que expongan a la luz pública la paz narca dominante.
Solo así se explica el empecinamiento compulsivo de la 4té en obsequiar, mediante una mascarada “democrática”, el Poder Judicial a los abogados de los narcos, con expresiones de la nueva mandataria en el sentido de que la reforma va, sin importar lo que pueda decir la Corte, o con la necia militarización de la Guardia Nacional y la inminente eliminación de las diputaciones plurinominales, entre otras medidas que irán instrumentando para la construcción de la tiranía, del narco gobierno disfrazado de “humanismo mexicano” porque obsequia limosnas de 3 mil pesos mensuales a los viejitos y a los jóvenes ex ninis, o mil 500 a los discapacitados y las mujeres de entre 60 y 64 años. ¿El humanismo narco?