
La violencia desatada ha provocado renuncias en la corporación y pánico entre los habitantes
El terror se apoderó de Malinalco la noche del martes, cuando un grupo armado emboscó a policías municipales en el Barrio Santa María. En cuestión de segundos, tres oficiales fueron ejecutados a sangre fría, dejando sus cuerpos en el lugar. Horas después, varios elementos de la corporación desertaron o presentaron su renuncia, temiendo por sus vidas.
La respuesta de las autoridades ha sido tibia. Durante un evento de entrega de patrullas, la gobernadora Delfina Gómez calificó el asesinato de los oficiales como “un trago amargo” y poco más. Ni una sola estrategia de seguridad clara, ni responsables detenidos.

Policías de Malinalco asesinados por el crimen organizado
Otro ataque en Temascalcingo: más sangre y más miedo
Apenas unas horas después, en Temascalcingo, otro ataque sacudió la región. Un enfrentamiento entre policías municipales y un grupo armado dejó un uniformado herido y a un agresor abatido. Según la Secretaría de Seguridad estatal, cinco personas fueron detenidas y se aseguraron armas largas y un vehículo, pero el peligro sigue latente.
Reacción tardía: despliegan 200 policías, pero el miedo ya reina en Malinalco
Tras los asesinatos, el gobierno estatal anunció el envío de 200 policías para reforzar la seguridad en Malinalco, sumándose a un despliegue de 1,500 elementos en la región. Sin embargo, la población sigue en alerta máxima.
La situación ha escalado a niveles alarmantes: en redes sociales circula un mensaje firmado por un grupo del crimen organizado que impone un “toque de queda” a partir de las 9:00 p.m. “A los que agarramos en la calle los vamos a levantar para tablearlos”, advierten los delincuentes.
El hallazgo previo de un vehículo con armas y equipo táctico ya daba señales de que Malinalco estaba en la mira del crimen organizado. Ahora, con los recientes ataques, la amenaza es inminente.

SSPC del Edomex desplegó 200 policías luego del asesinato de tres elementos
¿Dónde está la autoridad?
Malinalco y Temascalcingo están bajo fuego, pero las respuestas oficiales son ambiguas. Mientras el crimen organizado impone su ley en las calles, el gobierno sigue titubeando. La pregunta que todos se hacen es: ¿cuántos más deben morir antes de que se tomen medidas contundentes?