Por eso la presentación del “Plan B” será hasta el domingo, con mitin al estilo obradorista en el zócalo

Mientras autoridades canadienses y chinas se ponen duras contra los aranceles de Donald Trump, especialmente el primer ministro de Ontario, Doug Ford: “Necesitan sentir el dolor… Haré todo lo posible, incluso cortarles la energía eléctrica con una sonrisa en la cara; dependen de nuestra energía”, Claudia Sheinbaum se ve obligada a posponer su reacción oficial con la esperanza de convencer nuevamente a Trump, el próximo jueves, de que le conceda otra prórroga.

Sheinbaum quiere convencer a Trump de que posponga más tiempo los aranceles

Quienes asesoran a doña Claudia parecen estar empecinados en tenderle la cama. ¿Creen realmente que las condiciones de seguridad de la Presidenta le permiten encabezar reuniones multitudinarias a cielo abierto? ¿Piensan que el horno está para bollos?

La exigencia innegociable del Team América no puede ser más clara: hasta que la mandataria mexicana se digne entregar cabezas de los narcopolíticos que han convertido a México, es decir, a su patio trasero, en un narcoestado, según la inequívoca narrativa trumpista, no habrá tregua con la violencia arancelaria. De hecho, la amenaza expresa es que se escalará de 25 a 50% si las condiciones no cambian. Se agradecen los 10 mil soldados y guardias nacionales en la frontera, al igual que los 29 cartuchos quemados que sacaron de la cárcel para mandarlos a Aracelandia, pero quieren a Manuel Bartlett, quieren a Rocha Moya, quieren a …

¿A quién piensan impresionar con un mitin dominguero en el zócalo con miles de acarreados? ¿A Trump?

Ya imaginamos los arañazos al presupuesto de Toluca para mandar los acostumbrados contingentes con los que el alcalde, Ricardo Moreno, quiere llamar la atención de Claudia Sheinbaum, ¿o ganará tanto que lo financia de su bolsillo?

Harían bien los que llevan el morenismo más allá del apellido en mejor convencer a la mandataria de que se decida, de una vez por todas, a hacer lo debido y no porque se lo exija el Presidente Ku Klux Klan, sino porque es la demanda de millones de víctimas de asesinatos y extorsiones a lo largo y ancho del país, ante la mirada indiferente de burócratas inútiles, cuando no socios o cómplices de los criminales.