viernes, abril 11

Trump planea atacar a narcoterroristas en México. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

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“No creo que ocurra”, dice Sheinbaum, mientras refuerza su discurso soberanista

Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum consolida un discurso enfático en favor de la soberanía nacional, el presidente Donald Trump y su entorno planean una ofensiva sin precedentes contra cárteles mexicanos, que podría incluir bombardeos con drones dentro del territorio nacional, incluso sin consentimiento del gobierno mexicano.

La información revelada por medios como NBC News y CNN da cuenta de una estrategia que, en su fase exploratoria, contempla el uso de drones estadounidenses para atacar directamente a líderes criminales y sus redes logísticas en México. Aunque aún no hay una decisión definitiva, las fuentes indican que el equipo de Trump no descarta operaciones unilaterales encubiertas, lo cual tensiona los límites del derecho internacional y la soberanía mexicana.

Cuestionada esta mañana al respecto, la presidenta Sheinbaum reiteró su compromiso con una política exterior de no intervención y respeto mutuo, elementos centrales del llamado “principio juarista” que México reivindica desde hace décadas y que a últimas fechas se concentra en una postura de soberanismo compulsivo. “Además, no creo que ocurra”, expresó con desparpajo la mandataria.

Sin embargo, los planes de Trump contrastan radicalmente con esa visión. El equipo del presidente, apuesta por una lógica de fuerza que emula operaciones militares antiterroristas aplicadas en Medio Oriente, a pesar del altísimo riesgo de daños colaterales y represalias en suelo estadounidense.

La CIA, por su parte, ha comenzado a evaluar los riesgos legales y estratégicos de utilizar “fuerza letal” contra organizaciones criminales en México. Esta evaluación interna reconoce los peligros inherentes a operar en una región con alta densidad de ciudadanos estadounidenses y residentes legales, lo que podría generar demandas judiciales si se producen muertes accidentales. Además, algunos analistas advierten que los cárteles podrían responder con actos de terrorismo dentro del propio territorio estadounidense.

En este contexto, el contraste entre el unilateralismo militar de Washington y el soberanismo diplomático de la nueva administración mexicana no solo revela una diferencia de estilos, sino una profunda brecha ideológica sobre cómo enfrentar un problema compartido: el crimen organizado trasnacional.

Un tema adicional que enrarece el análisis de la situación, es la presunta obsesión del mandatario KKK en no conformarse con los peces gordos del narcotráfico y tener en la mira a los narcopolíticos que han permitido la descomposición del gobierno mexicano, en sus tres niveles, a los largo de varias administraciones, enfáticamente en la del ex presidente AMLO quien no tuvo discreción alguna en su relación institucional con los cárteles que, según crecientes versiones de periodistas independientes, destacadamente la de Anabel Hernández, incluso financiaron las campañas presidenciales de la 4té.

La captura de políticos mexicanos del más alto nivel relacionados con el narco, según las crecientes versiones que pululan en los medios no convencionales, no tiene nada que ver con el uso de drones, y es impensable sin la cooperación decidida de una mandataria atrapada, definitivamente, entre dos fuegos.

 

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