Trump difunde video de Obama, creado con IA, siendo falsamente arrestado por el FBI

Se trata de una grotesca cortina de humo para encubrir sus propios vínculos con Jeffrey Epstein
Por redacción de Notiguía
En una nueva muestra de su vulgaridad infantil, el presidente Donald Trump publicó en su red Truth Social un video generado con inteligencia artificial en el que aparece Barack Obama siendo arrestado por agentes del FBI en el Despacho Oval, esposado y humillado ante una sonrisa desmesurada del propio Trump. Todo acompañado de la canción “YMCA” de los Village People, como si de una sátira de mal gusto se tratara. El montaje, tan burdo como inquietante, termina con Obama tras las rejas, vestido de naranja, como si fuera el villano de una telenovela barata producida por la ultraderecha.
El video fue ampliamente condenado por su carácter engañoso y revanchista, y no tardaron en señalarlo como un intento desesperado del presidente para distraer la atención pública del tema que realmente lo tiene contra las cuerdas: su larga y turbia relación con el depredador sexual Jeffrey Epstein.
La publicación llegó justo después de que se filtrara una carta escrita por el propio Trump a Epstein con contenido sexual sugestivo, y tras una oleada de críticas por el incumplimiento de su promesa de desclasificar todos los archivos relacionados con el caso. Algunos de sus seguidores más fieles, parte del movimiento MAGA, comenzaron a expresar su incomodidad con el manejo opaco del asunto.
Lejos de ofrecer respuestas, Trump optó por el show: desde el Despacho Oval y en presencia del presidente filipino, lanzó una retahíla de acusaciones de “traición” contra Obama, Hillary Clinton, Joe Biden, James Comey y quien se le cruzara en el radar de su paranoia conspirativa. “Obama intentaba dar un golpe de Estado. Fue con Hillary. Es hora de perseguir a algunas personas”, declaró el mandatario como si estuviera audicionando para una secuela de House of Cards versión bufonesca.
La cruzada vengativa de Trump tuvo incluso el respaldo de Tulsi Gabbard, actual directora de Inteligencia Nacional, quien presentó un informe que intenta reescribir la historia de la interferencia rusa en las elecciones de 2016, contradiciendo investigaciones avaladas incluso por senadores republicanos. Gabbard, sin mencionar nombres, sugirió que altos funcionarios de Obama conspiraron para sabotear a Trump, y pidió llevarlos ante la justicia.
El portavoz de Obama desestimó estas declaraciones como “ridículas” y denunció que no son más que una maniobra de distracción. Lo cierto es que mientras más se habla de teorías conspirativas y enemigos imaginarios, menos se discute el verdadero escándalo: los archivos de Epstein y el contenido potencialmente comprometedor para Trump.
La obsesión con Obama, Clinton y los fantasmas del pasado parece ser la única estrategia de Trump para desviar la atención de las sombras que lo rodean. Su gobierno ha perseguido a periodistas, revocado autorizaciones de seguridad, purgado agencias y ahora incluso recurre a deepfakes para ajustar cuentas. Como un niño con acceso a herramientas de adultos, juega con fuego digital mientras la realidad lo acorrala.
La pregunta ya no es si Trump está dispuesto a mentir, sino cuán bajo puede caer para evitar que se hable de lo que realmente importa. Y, por lo visto, no tiene fondo.