NYT revela plan secreto de Trump para invadir a México. AL GRANO. Por Jesús López Segura

La cruzada militar de un imperio en declive. Sheinbaum descarta una invasión a nuestro país
Empeñado en convertir su segundo mandato en un desfile de desplantes militares, Donald Trump firmó —en secreto, por supuesto— una directiva que autoriza al Pentágono a usar la fuerza contra ciertos cárteles de droga latinoamericanos, a los que su administración ya había clasificado como organizaciones terroristas. El New York Times detalla que esta orden abre la puerta a operaciones militares directas en el mar e incluso en territorio extranjero, lo que no deja de evocar la vieja doctrina de las “repúblicas bananeras” y el garrote del Tío Sam.
En su prisa por proyectar fuerza ante el mundo, por si los aranceles no funcionan, Trump parece decidido a hacer del Ejército estadounidense la punta de lanza de su ofensiva, usando como pretexto “frenar el flujo de drogas“, cuando es dentro de su territorio donde éstas fluyen a placer. Que esta escalada plantee problemas legales o roce el asesinato extrajudicial de civiles no parece preocupar demasiado a un presidente obsesionado con la idea de “borrar de la faz de la Tierra” a los cárteles, según su propio zar fronterizo, Tom Homan.
La medida —heredera de su viejo capricho de bombardear laboratorios de droga en México, que su propio secretario de Defensa calificó de absurda— refleja más la ansiedad de un imperio en declive que una estrategia realista contra el narcotráfico. Como cereza en el pastel, Trump ha doblado recompensas por figuras como Nicolás Maduro y se ufana de “tratar a las pandillas como terroristas armados”, sin reparar en que la etiqueta de “terrorista” en la ley estadounidense no autoriza, por sí sola, operaciones armadas de guerra.
En México, la presidenta Claudia Sheinbaum intentó enfriar las aguas. En conferencia de prensa, aseguró que la orden de Trump “no tiene nada que ver con el territorio mexicano” y que una invasión militar estadounidense “está absolutamente descartada”. Con un tono calculado para no agitar el avispero, precisó que la directiva se refiere a acciones dentro del propio territorio de Estados Unidos.
Sin embargo, las revelaciones del New York Times dejan claro que Washington ya contempla escenarios extraterritoriales. Y aunque en Palacio Nacional insistan en que no habrá marines cruzando el Río Bravo, la historia sugiere que cuando el imperio huele a decadencia, la tentación de extender sus garras más allá de sus fronteras se vuelve irresistible… y el vecino del sur acaba aprendiendo —una vez más— que las promesas de no intervención son, en el mejor de los casos, un gesto para desviar la atención.