“Ya no te voy a responder”: Sheinbaum. LA VERSIÓN NO OFICIAL. Por Jesús López Segura

Adán Augusto: Váyanse de rodillas a la Basílica a ver si se les concede el milagro de investigar a AMLO
Otro marino ha muerto en circunstancias que cualquier novela policiaca de altos vuelos literarios describiría como incuestionablemente sospechosas. Ayer mencionaba en este espacio que columnistas de El Universal insinuaban que el presunto suicidio de un personaje ligado al Marina-gate daba pie a sospechas de una posible ejecución ordenada por la mafia huachicolera. No se necesita ser Agatha Christie ni Mario Puzo para intuir que “el mayor escándalo de corrupción en la historia de México” —como lo define Ricardo Anaya— podría incluir en su guion el silenciamiento de testigos incómodos que amenacen la omertá de una trama tan macabra.
Ricardo Anaya olió sangre y no perdió la oportunidad: exige que se investigue a López Obrador por el caso del “huachicol fiscal”, un desfalco que —según él— eclipsa a Segalmex y a la Estafa Maestra como simples robos de barrio. Recordó, con malicia, que el propio AMLO solía repetir que un presidente siempre está enterado de la gran corrupción. Ahora lo reta a explicar cómo es que no sabía nada de un fraude que ya tiene a 14 marinos detenidos, incluido el sobrino de su exsecretario de Marina.
Con la cifra de 170 mil millones de pesos como estandarte, Anaya denuncia que el “fin de la corrupción” proclamado por López Obrador era poco más que un cuento de hadas. Y subraya un detalle especialmente incómodo: la investigación ni siquiera habría nacido en México, sino en Estados Unidos, donde se revendía el combustible.
Ello perfila, a mi modesto entender, la operación de lavado de dinero más perniciosa de que se tenga registro, tanto así que mantiene a PEMEX al borde de la quiebra. Por un lado, se le saquea el combustible a gran escala y, por el otro, se le “apoya” con recursos públicos.
Y para ponerle más salsa al guiso, esta vez los columnistas más destacados de El Universal (Salvador García Soto y Héctor de Mauleón) presentan un recuento exhaustivo de las posibles ejecuciones en torno a este escándalo mayúsculo, destapado apenas horas después -como comenté ayer- de la visita de Marco Rubio a Palacio Nacional. García Soto, sin rodeos, titula su columna: “¿Operación limpieza en la Marina?”
“Demasiados marinos muertos en los últimos meses y días, todos ellos vinculados a los escándalos de contrabando y huachicol en el sistema aduanero nacional, empiezan a configurar un patrón que se parece más a una estrategia para ‘limpiar’ la corrupción dentro de la Secretaría de Marina, desapareciendo testigos y acallando a informantes, que a una casualidad atribuible a lo efímera que es la vida”.
“Porque justo cuando se destapó la cloaca de corrupción que se anidó en las aduanas marítimas desde el pasado sexenio, los cadáveres de marinos de distinto grado, todos vinculados a las administraciones portuarias más importantes como Manzanillo y Altamira, empiezan a salir a la superficie como evidencia humana de la corrupción que alcanzó a las más altas esferas de la Armada mexicana en el pasado sexenio de Andrés Manuel López Obrador”.
Las reacciones de la presidenta Sheinbaum y del promotor de La Barredora en la Secretaría de Seguridad de Tabasco, Adán Augusto López, no pudieron ser más reveladoras.
Cuestionado por medios sobre las declaraciones de Anaya, Adán Augusto respondió con sarcasmo cuando una reportera le recordó que la oposición pedía investigar incluso al expresidente:
—No sé quién pida eso —dijo el senador morenista.
—Pues la oposición.
—Ah bueno, esos pueden irse de rodillas de aquí a la Basílica, a ver si se les hace el milagro —ironizó el exgobernador de Tabasco y exsecretario de Gobernación.
Por su parte, Sheinbaum no pudo ocultar su irritación cuando un reportero le señaló lo sospechoso de las muertes relacionadas con el escándalo:
—Me parece, con todo respeto, tanto para ti como para el medio que representas que la manera en que lo preguntas no es correcta ni para la víctima ni por lo que ocurrió. (…) Hay que hacer una investigación. Hasta ahora parece que fue un accidente, pero hay que esperar el resultado de la Fiscalía.
Cuando se insistió en el tema, la mandataria cortó abruptamente:
—Ya no te voy a contestar.
El detalle no menor es que Sheinbaum dedicó parte importante de su conferencia a mostrar gráficas donde “explicaba” que el desastre financiero de Pemex no se debía al saqueo inmisericorde de unos 170 mil millones de pesos a través del huachicol fiscal —operado, según se sabe ahora, por funcionarios de la Marina— sino, una vez más, “a los malos manejos de Calderón y Peña“.
Y para cerrar con broche de oro esta jornada informativa, El Universal publicó una nota con este encabezado textual: “Usan buques huachicoleros para traficar armamento de cárteles. Arsenales son para abastecer a los cárteles de la droga mexicanos, acusan presuntos testigos anónimos; Cártel del Golfo protege el negocio”.
Ricardo Anaya tiene razón: podríamos estar frente al escándalo de corrupción más grande de la historia de México. Uno que hace ver a Segalmex y a la Estafa Maestra como juegos de niños.