La economía mexicana se desacelera a niveles de la pandemia. Al Grano. Por Jesús López Segura

El gobierno insiste en un discurso triunfalista que los números oficiales contradicen sin piedad
Apenas ocho meses le bastaron al gobierno de Claudia Sheinbaum para registrar el crecimiento económico más débil desde la pandemia. Lejos del discurso oficial de continuidad y estabilidad, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan un enfriamiento generalizado que marca con claridad el tono del nuevo sexenio: una economía estancada, con menor dinamismo industrial y un consumo interno cada vez más débil.
De enero a agosto de 2025, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aumentó apenas 0.26% respecto al mismo periodo del año anterior. Es la cifra más baja desde 2020, cuando la crisis sanitaria hundió al país en una caída de más del 10% bajo el gobierno de López Obrador. En otras palabras, el primer tramo del mandato de Sheinbaum comenzó con una economía que, lejos de despegar, apenas respira.
La comparación histórica no es benigna. Un crecimiento tan raquítico sólo se ha visto en los preludios o los epicentros de crisis económicas: en 2019, con una contracción de 0.24% ya bajo la 4T; en 2009, con una caída de 7.52% durante la crisis financiera global y el sexenio de Felipe Calderón; en 2001 y 2002, con descensos menores pero persistentes durante el gobierno de Vicente Fox; y, más atrás, en 1995, el año negro de la crisis del “error de diciembre”, cuando el PIB se desplomó más de 5%.
El descenso mensual de 0.02% en agosto, segundo retroceso consecutivo, confirma el diagnóstico: la economía mexicana se congela. Los sectores productivos más afectados son los industriales, que resentían ya el agotamiento del modelo de inversión pública sin incentivos reales al capital privado, y el consumo, debilitado por la inflación persistente y la caída del poder adquisitivo.
En síntesis, el arranque de Sheinbaum muestra que la inercia económica heredada del obradorismo ha llegado a su límite. Ni el gasto público ni los programas sociales logran reactivar el crecimiento. El país transita una fase de estancamiento similar a las previas a las grandes crisis, mientras el nuevo gobierno insiste en un discurso triunfalista que los números oficiales contradicen sin piedad.
La economía, a diferencia de la propaganda, no miente: México está avanzando, pero hacia atrás.





