jueves, noviembre 21

Las Pri-morosas aventuras de don Alfredo y don Maurilio. Por Jesús López Segura

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Empeñados en el absurdo, uno se empierna con Epigmenio ¿y el otro traiciona al Ombudsman verdadero?

“No cabe duda que don Alfredo del Mazo Jr. es un gran político que sabe tejer fino”, elogiarán las plumas a sueldo de Jorge Pérez Zamudio para describir la inconcebible imagen del Gobernador mexiquense haciendo acto de extrañísima presencia en la inauguración de la empresa productora de Epigmenio Ibarra en Tlanepantla, acto que equivaldría a que Hitler asistiera a la inauguración de una empresa defensora de los derechos humanos de los judíos.

¿Exagero? ¡Que alguien me explique por favor! Epigmenio es no uno de los organizadores, sino el principal impulsor de la consulta fallida para que la gente mandara al bote al primo del Gobernador, Enrique Peña Nieto, entre otros presuntos corruptazos del prianismo neoliberal.

¿Estará enterado don Alfredo?

Una de dos. O el gobernador no sabe ni qué pedo -como diría una ilustre dama convencida de que ser youtuber es sinónimo de bailar en el tubo-, o el presunto pacto de impunidad entre don Andrés y Peña ya se va a empezar a descarar, luego de la consulta impulsada por el gran productor y amigo íntimo de la cuatroté.

No veo más. Don Alfredo -que mantiene en el puesto a su vocero Pérez luego de la quemadota que le puso en la famosa entrevista de SinEmbargo, donde no baja de fraudulenta a la Tarjeta Rosa– no tiene ni idea de que terrenos anda pisando.

Por donde quiera que se le vea, no imagino a Hugo Sánchez -que es una persona decente- dándole un beso en la boca al Tata(rado) Martino, a menos que…

¿A menos que las explosivas declaraciones del pentapichichi sobre la renuncia obligada del argentino (con todo y Gómez Mori) luego del ridículo en la Copa de Oro, hayan sido formuladas con la única intención de taparle el ojo al macho sobre la verdad de su secreto romance?

Vaya usted a saber. Solo ellos se entienden. Que los descifre alguien que no tenga sangre en las venas.

Sólo falta ver que el último mauriliazo de la temporada pri-morosa mexiquense consista en el nombramiento de un(a) burócrata más al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México y los dizque morenistas (que resultaron peores que los prianistas que dominaron la agenda legislativa local por décadas) terminen desechando la posibilidad real y concreta de poner a un auténtico ombudsman -como dicen es el señor Antonio Lara Duque, a quien francamente no conozco- al frente de la instancia que con excepción del maestro Marco Antonio Morales, solo ha servido de tapadera de violadores.

Ya veremos hasta qué niveles puede endurecer la cara el tal Maurilio.

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