Luego de la marcha y de reunirse con Adán, Monreal descarta aprobar una reforma electoral “regresiva”

El Senado de la República analizará minuciosamente la Reforma Electoral que avale la Cámara de Diputados, dijo Ricardo Monreal en conferencia de prensa y aclaró, enfático, que descarta aprobar una reforma electoral “regresiva”, coqueteando así abiertamente con los argumentos de los opositores marchistas.

Monreal explicó que la reunión previa con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, fue amable y amistosa, y revisaron algunos temas, como la reforma electoral, en los que el gobierno federal tiene interés, aunque la analizarán “con cuidado y con autonomía”, advirtió.

Mientras periodistas, analistas e intelectuales ex orgánicos de todo el país especulan sobre su añorada alianza tripartita (PRI, PAN y PRD) para enfrentar a Morena en el crucial 2024, el senador Monreal los rebasa a todos por la izquierda (incluido al propio presidente López Obrador) y desbroza el camino para su postulación vía Movimiento Ciudadano, pero respaldado por muchos desertores del morenismo autoritario y del prianperredismo saqueador.

Don Ricardo, quien chaqueteó de fea forma en la polémica sobre la militarización de la Seguridad Pública extendida hasta el 2028, primero dándoselas de muy “independiente” y “constitucionalista” y luego dándolas ante el ofrecimiento de los tabasqueños (Adán y Andrés López) de incluirlo en la lista de las corcholatas, ve en el tema de la contrarreforma electoral su gran nueva oportunidad de alejarse ya formalmente del obradorismo que no lo quiere, con la dignidad suficiente como para encabezar una auténtica y legítima oposición a un régimen en relativa decadencia porque su principal líder no escucha a nadie.

Claudia Sheinbaum, la presunta corcholata favorita de un hombre que ha menospreciado a las mujeres desde que llegó al poder, reproduce puntualmente el guion asignado de “Titina“, como le dicen en alusión, supongo, al famoso ventrílocuo del siglo pasado Carlos, con sus dos marionetas “Neto y Titino“, porque no ha expresado una sola idea propia desde que don Andrés la inscribió en la marquesina del show sucesorio, y se limita a repetir, como muñeca de ventrílocuo, todo lo que dice el jefe.

Si ella y su secretario de Gobierno, Martí Batres, decidieron menospreciar la muy nutrida marcha en la Ciudad de México, declarando que fueron unos cuantos miles (entre 10 y 12) los asistentes, ella rectifica tan pronto como el Presidente les enmienda la plana y, sin burrorizarse siquiera, jura que fueron entre 50 y 60 mil. Menos mal que estudió Física, carrera que depende en un 80% de las matemáticas.

Alguien debería asesorar a esta respetabilísima dama desde su forma de pronunciar sus discursos de campaña. Cuando hablaba simplemente como jefa de Gobierno, su voz se oía natural y fluida, hasta convincente. Pero ahora quiere imprimirle a sus discursos un tono fallido de grandilocuencia que francamente se oye ridículo.

Si quien la asesora es Martí Batres, un político suficientemente maduro como para que ya hubiera aprendido a contar, está frita. Pero todo el mundo tiene claro que la única corcholata real es el clon de don Andrés López, el tabasqueño muy inteligente que se llama casi igual, Adán López, que habla y piensa igual y que actúa como si se tratara de dos gotas de agua.

Es obvio también que Sheinbaum fue subida al escenario sucesorio por el Presidente a ver si de esa forma recuperaba algo de lo perdido en el otrora bastión del morenismo, la Ciudad de México; pero parece que el tiro le salió por la culata pues, lejos de gobernar para todos en la Ciudad capital del país, siendo tolerante y abierta ante la crítica, doña Claudia se dedicó ayer a calificar de mapaches a todos los que marchaban preocupados porque no se reviertan los indudables avances democráticos del país. El que se lleva, se aguanta.