Solo el 23% de la población indígena logra completar la educación secundaria. ¿Racismo? ¿Clasismo?

El informe “Panorama de la educación 2024” publicado por la OCDE destaca una vez más las graves deficiencias en el sistema educativo mexicano, especialmente en cuanto a inversión y resultados, lo que refleja una situación alarmante para el futuro del país. Con una inversión del 4.2% del Producto Interno Bruto (PIB), por debajo del promedio de 4.9% de la OCDE, México no solo está invirtiendo menos que otros países miembros, sino que, además, ha reducido su gasto en educación en comparación con años anteriores, cuando se destinaba el 5.1% del PIB. Este retroceso sugiere una falta de prioridad en un área esencial para el desarrollo social y económico.

Educación deficiente en México

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es la gran disparidad en la inversión por estudiante. Mientras que en México se destinan alrededor de 3 mil 513 dólares por alumno, los países de la OCDE invierten un promedio de 14 mil 209 dólares, casi cuatro veces más. Esta diferencia abismal impacta directamente en la calidad de la educación, las oportunidades para los estudiantes y, en última instancia, en las perspectivas de desarrollo del país. La educación no solo es la base de la formación de capital humano, sino también un factor clave en la reducción de la pobreza.

El estudio también subraya la brecha educativa que afecta de manera particular a las poblaciones vulnerables, como los indígenas. Solo el 23% de la población indígena logra completar la educación secundaria, frente al 40% de la población no indígena, en una administración que critica a diario el presunto “racismo y clasismo” de sus opositores.

Uno de los problemas estructurales más críticos que señala el informe es la exclusión de los jóvenes de 18 a 24 años del sistema educativo. Con un 32% de jóvenes fuera del sistema, México enfrenta un problema grave en la transición hacia el mercado laboral. La falta de formación académica en este grupo los condena a trabajos mal remunerados y a un futuro de precariedad, lo que agrava la desigualdad económica y frena el desarrollo del país.

La falta de inversión en educación no es solo un fracaso en términos de gasto público, sino también una señal de prioridades equivocadas en la política pública. En un contexto global en el que la educación es clave para la competitividad económica y la innovación, México parece estar rezagándose cada vez más, lo que compromete su capacidad para enfrentar los desafíos del futuro.