La ONU exhorta a México desterrar para 2027 acordeones y otros vicios de la elección judicial

Margaret Satterthwaite advierte que la reforma de 2025 puede hipotecar la independencia del Poder Judicial
Hace dos meses, Margaret Satterthwaite, relatora especial de la ONU sobre la Independencia de Magistrados y Abogados, envió al gobierno de México una carta que hoy resuena como advertencia tardía pero contundente: si el país pretende repetir en 2027 el experimento de la elección popular de jueces, al menos debería librarse de los vicios más burdos, como la repartición de “acordeones” para orientar el voto.
La académica de la Universidad de Nueva York lo resume sin rodeos: lo ocurrido el 1 de septiembre —cuando casi 900 jueces federales y casi dos mil locales tomaron posesión tras un proceso electoral saturado de denuncias— no es precisamente un modelo de independencia judicial. La velocidad con la que se impuso la reforma, la eliminación de la carrera judicial como mecanismo de ingreso y la tentación de alinear resoluciones con demandas populares o intereses políticos ponen a la justicia mexicana en una ruta frágil, cuando no francamente peligrosa.
El 3 de junio, la relatora detalló en su misiva las irregularidades observadas por organizaciones civiles, ciudadanos y medios: opacidad en los comités de evaluación, candidatos con presuntos nexos con el crimen organizado y, para colmo, papeletas “auxiliares” que convertían la elección en un ejercicio escolar de copia y pega.
Satterthwaite advierte que el riesgo se multiplicará en 2027, cuando el calendario electoral combine la elección de la mitad restante de los jueces con la renovación de la Cámara de Diputados, 17 gubernaturas y congresos locales. Si en 2025 los comicios judiciales se contaminaron de trampas menores pero significativas, ¿qué podrá esperarse cuando se crucen intereses políticos mucho más grandes?
La recomendación de la ONU es tan básica que resulta insultante para un país que presume su “transformación histórica”: evitar el reparto de acordeones y asegurar reglas claras. Lo mordaz es que un organismo internacional tenga que recordarle a México lo elemental: que la justicia no se juega a exámenes de opción múltiple ni se legitima con trampas de secundaria.